“Mira lo que hace y es una mamá” Es la frase que oí en un
parque cuando jugaba con mi hija y una de sus amigas a hacer piruetas en los
diversos aparatos colocados al efecto. Como podrán imaginar, yo intentaba el
más difícil todavía. Sí. El peor ejemplo para unas niñas aventureras. Cualquier
adulto con dos dedos de frente me habría podido espetar que no debía enseñar
esas cosas a las niñas porque podían hacerse daño. Lamentablemente, no se dio
el caso y yo seguía con mis volteretas.
En un reposo, de repente, se escuchó la frase; resonó en mis
oídos como un chirrido. ¿Quién
les enseña a unas niñas tan pequeñas de 7 años cómo es una mama?
¡Ay, qué pena! Las mamás o los papás tienen que ser iguales,
homogéneos, cumplir el manual, ése que nadie me enseñó. Yo sigo buscándolo, pero
me da que lo voy a encontrar un poco tarde. Y seguro, seguro que no me va a
gustar.
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