martes, 14 de abril de 2020

NO SIGO INSTRUCCIONES

Me contaba una amiga desde su balcón, mientras yo paseaba al perro, que había descubierto la termomix durante la cuarentena. La tenía desde hacía tiempo pero no la había utilizado. "Se puede hacer de todo, me decía,  con instrucciones de lo que hay que hacer". Yo no pude más que responder lo que es una realidad: “soy incapaz de seguir instrucciones”.
No es que se me dé mal la cocina, tampoco bien; cocino unos cuantos platos y no me saques de ahí. He intentado seguir alguna receta pero, entre que ponen ingredientes que nunca he comprado, proporciones que no sé cómo medir (mis utensilios son otra cuestión, más bien escasos) y que al segundo paso ya me pierdo, me agobio y me canso, acabo haciendo lo que me viene en gana. Mis recetas son de meter todo y que se haga solo. Luego se me olvida y tengo que salir corriendo a ver si sigo teniendo comida.
Tengo testigos. Mi hijo me pilló un día en la cocina, haciendo algo, creo que una carne en salsa. Cuando cocino, y en otras muchas ocasiones, suelo hablarme y, lógico, me vio en plena faena: “y si echamos un poco de esto y otro poco de aquello, a lo mejor”… Se fue diciéndome, si es así como cocinas… Cierto que después tuvo que callarse y me dijo que estaba bueno. En eso son muy agradecidos, no les queda otra.
Lo curioso es que cuando me hablo en la cocina no me contradigo, mientras que en otras cosas suelo rebatirme. Posiblemente sea porque en la cocina no tengo argumentos.

lunes, 6 de abril de 2020

YA LO HARÉ MAÑANA


Llevamos unos 22 días encerrados, bueno yo he tenido que ir a trabajar, aunque esta semana la tengo toda libre y sin los niños ¡Cachis! Un año que me toca librar en Semana Santa y llega la Covid 19.
Así que esta mañana me he dicho, en voz alta y con total convencimiento, “Marta hay que ponerse a limpiar que va a terminar el confinamiento y la casa sin barrer”. ¡Oye, que me lo he creído!



Dicho y hecho. He cogido los trapos y me he ido a la habitación de mi hijo. He limpiado el polvo; he quitado las sábanas; en ese momento ya he empezado a decirme: “buff, aún quedan días, se va a llenar de polvo otra vez”. Pero me he sobrepuesto y he continuado aspirando, barriendo, he puesto música (ahí creo que la he cagado) y al final he logrado fregar el suelo. Esperando el secado, con la música de “Manifa” animándome a la rebelión, me he abierto una cervecita; he empezado a desparramarme por la casa, es decir, que se me ha ido la cabeza de un sitio a otro, cantando, hablando con perro que, por supuesto, me ha pisado el fregao. Ya no me importaba. Mañana más, me he dicho. Mi mente ya no estaba en lo que tenía que estar; no por falta de fuerzas, sino de concentración. De hecho, me he dado cuenta que no he limpiado los cristales, pero como va a llover pa qué.
Es lo que  tienen las malas mujeres con pajaritos en la cabeza y el inconformismo en la sangre: que la limpieza ya la terminaré mañana o pasado o al otro; mientras podamos cantar y bailar.

jueves, 2 de abril de 2020

VIDA DE PERROS

Cuando tu perro empieza a señalar que no estamos haciendo lo que deberíamos estar haciendo, la cosa empieza a preocupar. Mi perro ya se comporta como yo y eso no está bien.  Ya es suficiente con una mala mujer para que venga un mal perro (aunque casi estoy segura de que no tiene remedio)
Porque Anibal salió a su paseo corto de la una y media, como es habitual ahora y antes; tras el recorrido en el que no pudo, otra vez, saludar, ni gruñir a su vecino Piloto, al que lleva esperando desde hace más de 15 días mirando a la puerta del garaje a través de la cual, normalmente, se lanzan improperios perrunos que me encantaría entender, decidió que ya era hora probar otra cosa.

Todos los días espera a Piloto

Así que se empeñó en entrar al bar que hay debajo de nuestro piso, parada obligada en tiempos normales. Pero, claro, el bar estaba cerrado. Norka no estaba para ofrecer patatas fritas. Sin embargo, esas nimiedades no le interesan, él insistía en tirar hacia el bar para comprobar si algo iba mal. De la misma forma que corre pared arriba y abajo buscando al perro de al lado o escarba en el suelo y en las paredes.
Pobre. Sabe que anda algo mal, pero cómo explicarle que volveremos al bar y a gruñir a Piloto.  Él quiere su diversión, lo que le sirve de estímulo ya, ahora. Como todos, pero él no lo entiende. Es que el el perro de una mala mujer y ya se sabe, pilla costumbres.