Pero cabrona se utiliza, fundamentalmente, como un apelativo
cariñoso resaltando el aspecto más descarado de la mujer a la que va referida.
Lo cual no es nada malo. Por lo menos para mí. Un cabrona puede ser aquélla que
se divierte defendiendo, en una conversación, posturas que no comparte; aquella
que se ríe de sí misma; aquélla que intenta sacar chascarrillos de cualquier
cosa; aquélla que no se amilana si tiene que decir algo nada formal…En suma, hay unas cuantas cabronas
por el mundo. Cada vez un poquito más.
Por eso a mí me encanta que me digan ¡Qué cabrona eres!
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