viernes, 16 de marzo de 2018

¡ESOS PUÑETEROS NIÑOS!

Tampoco pueden conducir
Tengo una de esas sensaciones extrañas que provienen de una especie de paradoja. Hablo de la vida misma que, a veces, te deja en bragas con tus sensaciones porque te dan ganas de enfadarte aunque el otro lleve razón. El otro día me pasó cuando un niño me echó la bronca por llevar suelto a mi perro chucho de siete meses. Me dijo que no se podía llevar así, que podía morder a un niño y, además, estaba prohibido llevarlos así. Me lo dijo mientras se zampaba un bollo. Ya sé que no tiene nada que ver, pero era así.

El puñetero niño tenía razón, pero me quedé a una pizca de soltarle una sarta de improperios del tipo: tú cállate zampabollos que lo que a ti te pasa es que tienes miedo de que el perro te quite el bollo, gordinflón (era rellenito) y aún encima tu madre te dirá que lo que te pasa es que aún tienes que dar el estirón. Sí, ¡a lo ancho lo vas a dar! Y como sigas así a lo mejor tengo que atar el perro porque te lo comes.

Lo sé. Soy una burra pensando. Menos mal que me reprimí y me castigué. Pero no dejo de pensar: ¡que les pasa a los niños! ¡Qué estamos haciendo que ya no rompen normas! A este paso me veo obedeciendo a los niños. Buff.

viernes, 2 de marzo de 2018

LLAMAME PUTA

Porque sí; porque como mala mujer soy una puta. Lo soy y no me importa, porque el apelativo me lo has puesto tú y por eso estoy orgullosa de ello.

Sí, llámame puta porque me gusta pensar que soy libre para vestirme como quiero, para pensar como quiero, peinarme, si quiero; para desear, sentir, manifestarme, reírme, saltar, salir, emborracharme si quiero, provocar y que me provoquen.

Llámame puta, que no me molesta; porque esas connotaciones que tú ves yo no las veo. Porque hago lo que quiero con quien quiero y cuando quiero. Porque puedo tener una pareja o tres (ojalá diera para tanto, que la cosa está malita). Soy puta porque no sigo la corriente que tú quieres imponerme. Porque no soy buena ama de casa, ni madre ejemplar, porque me gusta silbar por la calle, corretear y hacer piruetas, gritar exabruptos en el coche, me gusta bromear sobre sexo y, de paso, fanfarronear;
porque me masturbo, si me apetece, y hasta me lo paso bien; lo reconozco, soy una puta. Porque si un día un hombre me entra por el ojo, a lo mejor me acuesto con él y luego, si te he visto no me acuerdo, cada cual con su vida. Porque me gusta provocar en todos los sentidos; porque, a pesar de los años, sigo siendo y sintiéndome mujer; mala, pero mujer.

No me gusta que me digan cómo debo ser mujer, cómo debo comportarme para ello, porque ser mujer es ser una misma, porque a nadie hago daño, sólo a los espíritus que consideran que está mal lo que yo hago porque creen tener el imperio de la verdad y de las buenas formas. A mí me gustan mis formas: libres de manuales.