Tampoco pueden conducir |
El puñetero niño tenía razón, pero me quedé a una pizca de
soltarle una sarta de improperios del tipo: tú cállate zampabollos que lo que a
ti te pasa es que tienes miedo de que el perro te quite el bollo, gordinflón
(era rellenito) y aún encima tu madre te dirá que lo que te pasa es que aún
tienes que dar el estirón. Sí, ¡a lo ancho lo vas a dar! Y como sigas así a lo
mejor tengo que atar el perro porque te lo comes.
Lo sé. Soy una burra pensando. Menos mal que me reprimí y me
castigué. Pero no dejo de pensar: ¡que les pasa a los niños! ¡Qué estamos
haciendo que ya no rompen normas! A este paso me veo obedeciendo a los niños.
Buff.
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