Esta mala mujer no entiende la cascada de consejos sobre lo
que podemos hacer esta cuarentena, que si manualidades, que si gimnasia, que si
cocina…
¡De verdad hemos perdido la cabeza? Vamos a ver. Hay algo
importantísimo que no solemos hacer habitualmente, algo imprescindible para el
equilibrio emocional, único, inusual, sencillo, maravilloso, nada práctico,
pero aconsejable: vaguear, holgazanear, tocarse…la barriga, racarse el pie, vegetar, mirar al techo, no hacer
absolutamente nada, nada de nada.
Como dice mi hija en algunas ocasiones con un acento que voy
a intentar reproducir: “OHHHH, qué
senzaccionnnn” (casi que la oigo).
Oigan, disfruten de no hacer nada en algún momento; hagan lo
básico por una vez, lo cual implica no dejar para el sábado lo que se pueda hacer hoy (el que pueda). Ese es el consejo de una mala mujer.
Pero hay algo que una mala mujer no puede dejar de pensar:
en aquellos que temen por su futuro, por el día a día sin una economía que les
sustente.
Eso, cierto, no hay forma de obviarlo, aun rascándose la barriga.