martes, 30 de mayo de 2017

PELILLOS A LA MAR

Cuando se habla de depilación suele surgir el tema de la esclavitud que ello supone; además de un dolor que ha ido relativizándose. Hay mujeres que afirman que nos tenemos que rebelar contra ello, que no tenemos por qué someternos a esos dictámenes estéticos.

Yo, qué quieren que les diga. Cada cual que haga lo que le salga de….del alma. Pero hay muchas cosas que hacen más daño que quitarse los pelos. No veo que eso me rebaje, ni me haga ser peor o mejor. Yo opto por quitármelos; no porque me lo manden los cánones estéticos o sí; me da igual; a mi me gusta. Me encanta acariciarme las piernas y sentirlas suaves, me encanta sentir mi cuerpo, vivirlo y experimentarlo. ¡Ya…Vale! ¡Como sois! Que no están tan suaves con la edad… Vale.

Así que las reivindicaciones que se sugieren me parecen estupendas para quien quiera verlo así; pero me niego a que las mismas mujeres me juzguen como esclava de unos cánones estéticos. Lo que hay que cambiar es la mirada que juzga. A mí si alguien no quiere depilarse me parece estupendo, no me voy a escandalizar, como el hombre que no se afeita. Así que no se me escandalicen si me depilo porque puedo considerar que no depilarse es también otro mandato que quieren imponerme. Máxime teniendo en cuenta que, ahora, los hombres también se depilan.

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