sábado, 29 de julio de 2017

ME HE DEJADO LA CACA

Esto no pasaba antes. Pero es lo que puede ocurrir cuando sales con un perro antes de ir a trabajar y te tomas una caña por la mañana en una terraza. Estas tomando la caña, el perro hace lo que tiene que hacer. Lo recoges en la bolsita correspondiente, no ves ninguna papelera, ni contenedor abierto porque en el casco viejo, donde vivo, cierran los contenedores subterráneos en fiestas. Entonces guardas la bolsa debajo de la silla de la terraza del bar para tirarla cuando te vayas. Y miras el reloj.
Te tienes que ir a trabajar.

Es lo que hay
Te levantas. Vas hacia casa y le dices al colega que te acompaña gritando: ¡Hostia, me he olvidado la caca! La frasecita tiene ya su aquel si la oye alguien ajeno a la situación y en el centro son muchos. Así que de ahí sale el desvarío y la imaginación empieza a hacer lo suyo ante la pregunta que te suscitas: ¿me vuelvo a por ello? ¿Y qué digo? Hola perdona has visto una bolsita con una caca dentro, es que me la he dejado. O pones un anuncio en el periódico, perdida caca en el Bolker, zona Herrerias, quien la encuentre, por favor, la depositen en el contenedor adecuado. Disculpen las molestias. O se la lleva alguien para ver qué hay dentro. O la deposita en objetos perdidos. O lo dejo a su imaginación todo lo que se te puede ocurrir porque es imposible recordarlo-

Al final, después del despotorro montado a raíz de la frasecita gritada al viento, me acordé que la había depositado en una papelera que oteé en el horizonte. Pero las risas fueron mayúsculas. Los olvidos tienen eso de divertido.

miércoles, 19 de julio de 2017

TENEMOS CIERTO INSTINTO ANIMAL

Debo reconocer que me gustan más los tipos macarras, pero también me apetece unirme al fervor por los uniformes que se da en nuestro sexo, mucho más que en el masculino, aunque también. No lo digo yo, hay encuestas y estudios al respecto, aunque los mismos dejan abierta la cuestión sobre la razón por la cual se produce esto.

En realidad creo que es un fervor imaginario colectivo femenino con el que jugamos y nos echamos unas risas. Sin embargo, ¿de dónde viene ese fervor? ¿Será de cuando los hombres se iban como guerreros a la lucha? Todos motivados y ansiosos por demostrar su fuerza ¡Anda ya! La mayoría tendría miedo. Pero se nos queda la imagen peliculera, de fuerza, de macho protector. Si es que nos va eso, en cierta forma, lo del tipo que se comporta como tal, donde debe, no vamos a especificar, y fustigándote verbalmente, eso sí; pero también como un tierno gatito en los aspectos habituales de la vida. Que nos va la marcha ¡Vamos! Ahí se nos olvidan las diferencias sociales.

Que el instinto animal sigue en nuestros genes para ciertas cosas, aunque algunos hayan querido dominarlo mediante moralidades varias y excesivo puritanismo.

jueves, 13 de julio de 2017

ESOS CUERPOS MASCULINOS

No puedo evitarlo. Tenía que hablar del tema de los legionarios españoles, de los de las fotos en internet, que seguro que todos no son igual, como los bomberos.
Ayer escuché en la radio que hablar así podía ser sexista, porque si los comentarios que surgieron en twiter fueran sobre mujeres así lo calificaríamos. Cierto, lo haríamos.
¡Y un carajo sexista! ¡Es puramente sexual! Vamos a ver. De toda la vida mía, las hembras que me han rodeado hemos hablado de lo buenos que están los cachas, sin excesos, y los uniformes, que no sé por qué nos ponen un montón, será cuestión de autoridad o de alguna fuerza que nos imaginamos. Aunque, todo lo que hablamos acaba siendo una fantasmada, al igual que hacen los hombres, porque acabamos saliendo con hombres que no se parecen en nada a nuestros devaneos mentales y nos gustan, altos y delgados o macarras o extravagantes o románticos o normalitos.
Total, que somos iguales, que a los tíos les van unas formas y a las tías nos ponen otras. Pero desde un punto imaginario provocado por nuestros instintos sexuales, que antes los calificaban como bajos instintos. Quizás porque es el único placer al que toda clase social puede acceder.
Supongo que eso ha pasado en todas las épocas, lo que ocurre es que no lo exteriorizábamos, más bien lo reprimíamos por obsceno y pecaminoso. Así que, ahora, ya va siendo hora de dar rienda suelta a nuestros deseos, aunque sólo sean eso y sean más bien jocosos.