En realidad creo que es un fervor imaginario colectivo
femenino con el que jugamos y nos echamos unas risas. Sin embargo, ¿de dónde
viene ese fervor? ¿Será de cuando los hombres se iban como guerreros a la
lucha? Todos motivados y ansiosos por demostrar su fuerza ¡Anda ya! La mayoría
tendría miedo. Pero se nos queda la imagen peliculera, de fuerza, de macho protector. Si
es que nos va eso, en cierta forma, lo del tipo que se comporta como tal, donde
debe, no vamos a especificar, y fustigándote verbalmente, eso sí; pero también
como un tierno gatito en los aspectos habituales de la vida. Que nos va la marcha ¡Vamos! Ahí se nos olvidan las diferencias sociales.
Que el instinto animal sigue en nuestros genes para ciertas
cosas, aunque algunos hayan querido dominarlo mediante moralidades varias y excesivo puritanismo.
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