miércoles, 14 de febrero de 2018

ME DECLARO FUGITIVA DEL DEBER

Sí, me declaro fugitiva del deber porque soy ese tipo de malamujer que no quiere que le digan cómo debe ser la vida, cómo debo vestirme, cómo debo ser madre, cómo debo comportarme para no ofender a quien se siente ofendido por cualquier cosa que no le hace daño, salvo a su visión de cómo deben ser las cosas. 

Sí, me declaro fugitiva del deber porque no entiendo que haya cosas que deban ser siempre como son o como dicen quienes dicen entender que deben ser. Porque a mi hijos no los siento en una mesa para comer, porque hablamos cuando nos apetece, no cuando dicen las normas; porque no tengo todo controlado, porque los educo a mi manera y no tengo ni idea de cómo es esa manera; porque muchas veces les doy macarrones y carne porque no logro cómo darles las cinco piezas de fruta y verdura. Soy mala.

 Sí, soy fugitiva del deber porque escribo como siento, porque no quiero que me digan cómo debo pensar por ser mujer o por ser hombre, sino como persona.
Me declaro fugitiva del deber moral y puritano, de lo correcto que no entiendo y que nada tiene que ver con el respeto.
El deber me aprisiona, me enajena, me encorseta; y yo quiero probar, y equivocarme y aprender a ser mejor.
Lo que puede dar de sí una frase de Sabina.

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