Al final tengo que decirle que si me quiere meter un orden
al desorden hecho mujer, a la que quiere enseñar a su perro a buscar las llaves
porque es incapaz de encontrarlas, la que tiene cajones donde todo se guarda y
nada se encuentra, la fugitiva del deber, la que va al dentista con su hijo y le hablan a él para establecer la próxima cita, tiene un arduo trabajo por delante. Bueno, añado, tú inténtalo, pero
ese cacharro sigue tan constante que me está poniendo nerviosa. No sé si
aprenderé, pero, de repente, el objetivo ha variado un poquito. Lo que me apetece es
ponerle a ese tío otro ritmo; y no el del metrónomo que, por cierto, es
aburrido. Vamos! Que no se si aprenderé a tocar la guitarra, pero voy a hacer todo lo posible por tirármelo.
jueves, 21 de febrero de 2019
YO ME TIRO AL DE LA GUITARRA
Estoy intentando aprender a tocar la guitarra, un poquito;
en realidad, sólo aporrearla para que suene a algo. Me dice quien me enseña que
debo llevar un orden a la hora de tocar; para ello me saca un metrónomo con el objetivo de que
entre en ese orden que no logro localizar, ni oír. Nunca he tenido buen oído. Y yo sonrío, mientras pienso, el ritmo te lo voy a dar yo, si
me dejas. Porque el tío es delgado, no muy alto pero con brazos perfilados por los
músculos, tipo macarra, una penetrante mirada de ojos verde marrones y una sonrisa
medio socarrona que te atraviesa. Yo le miro y él me habla de notas, de acordes, de trastes y mi imaginación trastea con otras cosas.
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