miércoles, 8 de marzo de 2017

SOMOS IGUALES, PERO DIFERENTES

No puedo evitar hoy hablar de lo iguales que somos y lo diferentes que podemos llegar a ser todos. No quiero ahondar hoy en la igualdad de los derechos porque considero que es obvio y no voy a discutir con quien no cree lo mismo ¿Para qué gastar saliva? Prefiero hacerlo en otros menesteres.

Hoy quiero profundizar en la diferencia, sencillamente porque si asumimos esa diferencia habremos dado un gran paso como humanidad. Es la diferencia la que nos hace evolucionar, no la homogeneidad. Y nos hace evolucionar en algo tan sencillo como la mentalidad, la idiosincrasia social que domina algunos pueblos.
¡Ya te diría yo cómo estar felices los dos, ya!

Y ahí andamos las malas mujeres rompiendo normas no escritas, no de lo que llamamos educación, sino aquellas normas tan comunes y aceptadas que nos repatean. Esas que te definen por la edad, sexo, raza, forma, grupo, nacionalidad o lo que sea y no te dejan mostrarte tal como eres.

En realidad, las malas mujeres nos reímos de nosotras enfatizando la ridiculez de las normas que algunas personas, hombres y mujeres, se empeñan en defender como base social y que no hacen más que amparar una perspectiva arcaica de las relaciones humanas. No queremos odios, ni reproches queremos reírnos y disfrutar de nuestra condición, aunque las malas mujeres tampoco pueden ser definidas. Hay tantas formas de ser mala mujer…..tantas como normas existen. Y con nuestra risa y nuestra provocación, lograr que esas personas tan cerradas en su cascarón, empiecen a replantearse qué puñetas hacen con su encorsetamiento.

Yo soy diferente, me gusta la provocación, tú eres diferente y es eso lo que justamente nos hace iguales. No hace falta una guerra, tan solo entender algo tan sencillo como que las cosas no son únicas y que todos andamos en un mismo barco.

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