Y ¿qué puñetas es lo normal? Eso es lo que nos planteamos
las malas mujeres. No lo tenemos muy claro, ya que nos gusta hacer un poco lo
que nos viene en gana. Sin embargo, nos damos de bruces con la realidad que nos
rodea. El hecho de que hayamos crecido nos hace ser capaces de diferenciar y de
que, a las alturas en las que nos encontramos, nos resbale lo que piensen los
demás. Otra cosa son los niños que se hacen mayores, pre adolescentes, por
ejemplo. Ellos no tienen esas armas que te da la experiencia y muchos acaban queriendo ser como
los demás.
Lástima. Ser diferente es un plus y algunos ni se han
enterado; y además se quieren Hacer Oír.
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