lunes, 21 de enero de 2019

TOI JODIDA, PERO AGUANTO

Estoy jodida con una contractura que me produce un pesado dolor de cabeza. La razón hay que buscarla en el hecho de que trabajo en un mundo de hombres y, supuestamente, soy igual que ellos.

Sí, eso dicen algunas mujeres, sentadas delante de un ordenador, planificando lo que tenemos que decir las demás, con la inestimable ayuda de los mass media, como se decía antes.

Pero las que curramos al lado de hombres, en determinados trabajos, tenemos que demostrar cada día que somos iguales. Pero resulta que mido 1.60 y peso menos de 50 kilos, tengo el amor propio por las nubes y hago esfuerzos más allá de lo que mi cuerpo puede llegar a hacer. Y, a pesar de todo, me ganan. Sí, me ganan, tienen más fuerza.

Lo siento, pero no quiero igualarme a un hombre porque soy una mujer. Así de claro y sencillo, tengo una biología totalmente distinta. Lo cual no quiere decir que no pueda hacer el trabajo.

Porque hay una cosa que sí puedo hacer mejor: luchar junto a ellos para evitar sobreesfuerzos en el trabajo que, posteriormente, pagaremos ambos, hombres y mujeres. Medios hay, solo falta unirnos.

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