lunes, 9 de enero de 2017

MIEDO A LA SEXUALIDAD

A tenor de muchos comentarios que surgieron estos días vía Pedroche u otras noticias, tengo que reiterar que una mala mujer no tiene miedo a su sexualidad, ni se siente sucia por ello. Creo que el gran problema es que muchas mujeres lo tienen, lo cual las condiciona, aunque pueden vivir plenamente sin ello y me parece estupendo que así lo hagan. Si lo creo es porque yo lo he sentido, como es lógico, ya que la cultura que te rodea lo transmite continuamente.

Estaba espectacular.
Nos han enseñado, nos han introducido ese rechazo y cualquier cosa relacionada con ello ya no es que sea tabú, sino que es condenado como indigno, pecaminoso, lascivo... Y así vivimos, pensando que si somos sexuales somos sólo eso, cuando es una parte nuestra, del mismo modo que lo son los sentimientos o la inteligencia. Todo ellos hay que vivirlos y experimentarlos. Si la mente no la usamos ¿de qué nos sirve? Si nuestro cuerpo y su sexualidad no la experimentamos ¿de qué nos sirve? ¿Para procrear como dicen los moralistas? ¿Para trabajar como dicen los economicistas. No, todo merece ser vivido, desarrollado y experimentado, cada cual como desee y hasta donde quiera, sin juicios de valor moralistas que corresponden a la mirada del otro.

El antropólogo Desmond Morris señaló que una parte de la evolución de los humanos vino vía sexual: se eliminó el celo, además de otras cuestiones que tampoco vamos a enumerar aquí. Sin embargo, le llegó la condena eterna a la mujer: el pecado de la carne que se extiende en muchas culturas. Y así nos hemos quedado pensando que pensar en ello es pecado. Pues hacerlo, ni les cuento y no sé yo si muchos se arrepienten.

No hay comentarios:

Publicar un comentario