A tenor de muchos comentarios que surgieron estos días vía
Pedroche u otras noticias, tengo que reiterar que una mala mujer no tiene miedo
a su sexualidad, ni se siente sucia por ello. Creo que el gran problema es que
muchas mujeres lo tienen, lo cual las condiciona, aunque pueden vivir
plenamente sin ello y me parece estupendo que así lo hagan. Si lo creo es porque yo lo he sentido, como es lógico, ya
que la cultura que te rodea lo transmite continuamente.
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Estaba espectacular. |
Nos han enseñado, nos han introducido ese rechazo y
cualquier cosa relacionada con ello ya no es que sea tabú, sino que es
condenado como indigno, pecaminoso, lascivo... Y así vivimos, pensando que si
somos sexuales somos sólo eso, cuando es una parte nuestra, del mismo modo que
lo son los sentimientos o la inteligencia. Todo ellos hay que vivirlos y
experimentarlos. Si la mente no la usamos ¿de qué nos sirve? Si nuestro cuerpo
y su sexualidad no la experimentamos ¿de qué nos sirve? ¿Para procrear como
dicen los moralistas? ¿Para trabajar como dicen los economicistas. No, todo
merece ser vivido, desarrollado y experimentado, cada cual como desee y hasta
donde quiera, sin juicios de valor moralistas que corresponden a la mirada del otro.
El antropólogo Desmond Morris señaló que una parte de la
evolución de los humanos vino vía sexual: se eliminó el celo, además de otras cuestiones
que tampoco vamos a enumerar aquí. Sin embargo, le llegó la condena eterna a la
mujer: el pecado de la carne que se extiende en muchas culturas. Y así nos
hemos quedado pensando que pensar en ello es pecado. Pues hacerlo, ni les
cuento y no sé yo si muchos se arrepienten.
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