No digo que nos pongamos a follar en plena calle, pero que
dos personas se besen no me parece escandaloso, aunque en muchos lugares haya
dejado de verse. O quizás, ya no frecuento esos lugares, que también puede ser.
Pero, a nivel global, el acercamiento entre personas ha sido
desterrado de nuestras calles, no así otros comportamientos. La crudeza de la
vida la vemos como normal, como si hubiésemos asumido esa retórica que habla de
la vida como un camino de espinas. Sólo cuando el dolor está presente, los besos
y los abrazos están normalizados.
En serio, ¿somos masoquistas?
Pues eso, como decía la canción del Canto del Loco, besos y
más besos.
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