lunes, 30 de enero de 2017

BESOS Y MÁS BESOS

El otro día pude observar a una pareja de jóvenes besarse; bueno la definición más exacta sería comerse los labios con ganas. Me quedé mirando y luego una caña en un bar me hizo reflexionar. Hemos desterrado de las calles el cariño, las expresiones de dulzura, el amor, el deseo, todo. Miras a tu alrededor y ves parejas, amigos, pero no la expresión de lo que hay entre dos personas o más. Escondemos los sentimientos como las lágrimas, las caricias, aunque sean sólo gestos, los abrazos y escondemos, aún más, aquéllos que suponen un deseo. De hecho, es muy habitual algún comentario similar a “por qué no se irán a otra parte menos pública”.

No digo que nos pongamos a follar en plena calle, pero que dos personas se besen no me parece escandaloso, aunque en muchos lugares haya dejado de verse. O quizás, ya no frecuento esos lugares, que también puede ser.

Pero, a nivel global, el acercamiento entre personas ha sido desterrado de nuestras calles, no así otros comportamientos. La crudeza de la vida la vemos como normal, como si hubiésemos asumido esa retórica que habla de la vida como un camino de espinas. Sólo cuando el dolor está presente, los besos y los abrazos están normalizados.

En serio, ¿somos masoquistas?

Pues eso, como decía la canción del Canto del Loco, besos y más besos.

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