Ahora, ¿y si no hay laterales? |
Sin embargo, la mayoría de la gente hacia lo mismo. Llegaron
dos jóvenes buscando su asiento; entonces, conocedoras ya del asunto, les
mostramos el camino. A los pobres les tocó a nuestro lado y tuvieron que aguantarnos
toda la película y nuestras divagaciones sobre asientos. Nos percatamos que la
numeración iba de dos en dos y nos dimos cuenta que en el centro, donde
estábamos, eran todo impares. Así que me levanté a ver si los laterales eran
pares; efectivamente, llegando a la conclusión de que los ponían separados para
saber más o menos la ubicación. Ahora bien, que eso les servirá a quienes venden
las entradas y te preguntan dónde quieres sentarte, porque los que entramos estamos tan poco
acostumbrados que nos perdemos en su orden.
Total, que fue así como nos dimos cuenta que, curiosamente,
aunque la sala no estaba muy llena, todos
estábamos apiñados en una misma zona, cuestión que nos hizo, de nuevo, caer en otras
carcajadas y comentarios diversos.
Si es que el que no se ríe es porque no se ha encontrado a su
lado una mala mujer. No se nos puede dejar solas.
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