piscinas, lugares de conversación |
Bueno que me pierdo. Hablaban de las tareas que hay que
hacer cada día. Una de ellas había enseñado a su marido cómo tenía que limpiar,
cosa que me pareció estupendo, aunque no sé cómo no sabía lo que hay que hacer.
Pero, claro, ahí apareció la mala mujer señalando que el polvo se limpia cuando
es evidente, la cama se hace cuando es necesario y la limpieza se realiza
cuando la vida te lo permite. ¡Ufff! Lo que dije, aunque en el fondo me
comprendían: divorciada, trabajando con hijos….
Pero no era ese el caso. Al final escuché la frase: a mí lo
que me enseñaron. Y yo pensé, gracias papis por enseñarme que lo más importante
es vivir sin obsesionarse, que lo importante no es tener siempre limpia la
casa, sino el corazón; que lo material es accesorio; que la vida está para
absorberla; que las cosas, además de limpias, tienen que estar llenas de vida y
la vida es impredecible. Por eso mi casa no es perfecta, es como yo.
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