Es lo que tiene tener un bar debajo de tu piso y una amiga, en similares circunstancias, viviendo a 30 metros. |
Cuando digo nadar, no digo chapotear, sino nadar de verdad, 30 largos seguidos, sin rechistar. Luego, salir del agua como una campeona. Volver a casa y encontrarse con una amiga a la 13.30. Decirnos “Nos tomamos una caña. Una, eh! Nada más!”. Y, al final, llegar a casa a las cuatro de la tarde, mientras te esperan los macarrones preparados de hace dos días. Eso, les digo, NO TIENE PRECIO.
GRANDE
ResponderEliminar