miércoles, 31 de agosto de 2016

MANCHARSE A GUSTO

Los anuncios de detergente suelen mostrar a niños manchándose la ropa. ¡Y qué a gusto lo hacen!; creo que las manchas son proporcionales a lo bien que se lo han pasado, aunque no siempre. Creo que los mayores hemos perdido el dulce placer de llegar a casa con la ropa manchada y esa sensación de poner la lavadora con argumentos suficientes. Por eso es necesario recuperar ese placer. Yo, al menos, lo consigo en el trabajo y también fuera de él. Como llevo ropa de uniforme, disfruto como una niña pequeña manchándome mientras hago el trabajo, no tengo cuidado alguno y cuando llego a casa y veo las manchas, me siento orgullosa no del trabajo, ( que también) sino de haberlo hecho sin pensar en las consecuencias, sin pensar que iba a volver a casa con la ropa manchada. ¡Qué gusto da no pensar en ello, no ver sucia la ropa, sino usada y aprovechada!

A ello se añade que, por fin, pones la lavadora con motivo; porque anda que no ponemos lavadoras a lo tonto, con ropa prácticamente limpia, en esa obsesión publicitaria de tener el blanco más blanco o el limpio más limpio ¿Para qué?

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