sábado, 5 de noviembre de 2016

¡AY! QUE SE EQUIVOCA LA OTRA

Que se equivoca dice mi vecina de blog. Lo que le podría yo decir. La de veces que me equivoco, como mala mujer, con la comida, (con las morcillas, sobre todo), con las puertas y tantas cosas. Equivocarnos nos equivocamos todos. Lo malo es que unos jamás los admiten y otros se pasan la vida admitiéndolo, aunque sea incierto. A las mujeres, a las malas les pasa mucho, les ha pasado siempre eso: han estado toda la historia siendo culpables desde Eva y Elena de Troya, hasta Amarna Miller, porque todas ellas tenían deseos y emociones.

Pero a lo que iba, que me pierdo. ¿Por qué alguien al que le gusta una buena conversación, un debate tiene que ser aburrido hasta las trancas? ¿Por qué debates y conferencias parecen hechos para gente seria y sosegada, que después de escucharla se va a casa a seguir reflexionando y leyenco? Pues no. Los griegos bien que lo sabían, mezclando la justa medida de pensamiento con un toque dionisíaco.
Así que, no tengamos prejuicios con todo; que a un buen debate puede suceder una conversación intensa en la barra de un bar con unos pinchos y diferentes puntos de vista. Pero, eso sí, las divergencias deben subsanarse poco a poco, birra va birra viene, mientras solicitas un buen pincho al dispuesto camarero o camarera, hasta llegar al Asturias Patria querida y ahí, fijo, todos tan amigos y los puntos de vista divergentes se van quedando adormecidos.
Así que vecina de blog y de cuerpo, pues somos las mismas, a veces, no está mal equivocarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario