Reconozco que casi caigo en la tentación, por ese barato, barato: ¡cómo no vas a comprar y aprovechar la ganga! Pero me dije ¿para qué? Si tengo lo que necesito.
Algún hombre también se ve |
Las mujeres deberíamos reflexionar, de vez en cuando, sobre nuestros propios defectos. Sí, porque son defectos con consecuencias más allá de las que, a veces, nos paramos a pensar: consecuencias, por ejemplo, ecológicas. Algunos dirán que la economía se mantiene con el consumo, pero ese consumo llevó también a la desaparición de muchas empresas españolas con la llegada de mercados donde la ropa era más barata y tenías más cosas, por menos precio. Y sigo diciendo ¿para qué?
No sólo hay que reflexionar de forma económica, también psicológica: ¿por qué compramos? ¿Nos sentimos mejor? ¿Nos sentimos más mujeres por tener mas trapos con los que adornar el cuerpo? ¿No es éste suficientemente bello? ¿O estamos adornando nuestro ser?
¿Por qué? Total, que no compré nada y me fui a tomar una caña con el dinero que me ahorré en un par de calcetines y unas bragas. Mucho mejor ¡Dónde va a parar! Me gané una distendida conversación.
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