martes, 1 de noviembre de 2016

¡QUÉ ME ESTÁ PASANDO!

Nooo. No puede ser, pero sí. Lo llevo detectando desde hace días. Al principio, no le había dado importancia, pero empieza a ser dramático, trágico, incoherente, patético, aunque también despreocupado y desordenado. Da igual, lo cierto es que lo hago, lo estoy haciendo, sin darme cuenta, y me da exactamente igual porque el resultado es el mismo. Sí, he empezado a presionar el tubo de dentífrico por la parte central, no desde el final, sino en el centro del mismo, provocando que el tubo tenga esa forma tan sinuosa, tan provocadora, tan curvada ¡Uy! ¿Será eso? A ver ¿Por qué lo hacéis vosotros?

Al final se agotará y habrá que empezar otro.
El Google no lo aclara, pero hay hasta pruebas de personalidad sobre el tubo de dentífrico. No sé cómo podemos dejar tantas pruebas de cómo son en tantas cosas. Hay una respuesta que dice que tarde o temprano se va a apretar la pasta desde atrás, como se debió de hacer en un principio, recordando que el orden es la primera ley del cielo.  Bueno, pues ya hay algo que me encaja a la hora de interpretar por qué he empezado a no respetar el orden.

Quizás no haya ninguna razón para hacerlo, sencillamente hay que agarrar las cosas como vienen. Quizás, en este caso, nosotras estemos equivocadas y no hay que ponerse tan estrictas con el puñetero tubo y pillarlo como sea.
Al final, te lavas los dientes, que es lo que cuenta.

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