domingo, 20 de noviembre de 2016

PELUCHÍN 1 Y PELUCHÍN 2

Me encanta cuando mi hija me cuenta cómo ella y sus amigas manejan a algunos chicos. Hay dos, concretamente, a los que llaman peluchín 1 y peluchín 2 ¡Imagínense qué pueden hacer con ellos si ya les ponen esos nombres!: les persiguen, les atrapan, les revuelven el pelo, se montan a caballo encima, les hacen cosquillas, pero siempre sin hacerles daño. Ellos lo pasan en grande y ellas también. Dice mi hija que pesan poco y se puede hacer lo que sea con ellos, son muy manejables. Ahora bien, cuando algún otro intenta chantajearlas para que hagan algo a cambio de una chuches, ni hablar, y hasta se enfadan con la que se pliega.
Niñas de hoy, mujeres del mañana, y los pelos por la cara

Todo ello me ha llevado a preguntarme algunas cosas: ¿En qué parte del camino se nos queda esa determinación? O bien, las niñas de hoy serán mujeres de verdad; o bien hay algo, en algún momento, que nos deja sin esas armas de niña, sin esa autosuficiencia, sin esa independencia.

¿Qué pasará con peluchín 1 y peluchín 2? ¿Quién sabe? Lo más probable es que se conviertan en hombres y espero que sigan siendo igual de peluchines. Aunque a algunos, quizás, la actitud de los peluchines les disguste y les parezca cosa de poco hombres.

Yo también quiero un peluchín que se deje hacer lo que quiera!

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