lunes, 10 de octubre de 2016

EL CIGARRITO DE DESPUES

Ayer domingo, como algún que otro día, me cogí la bici para ir a un parque donde hay anillas. Me encanta darme volteretas, creo que ya lo he dicho. Y como soy Navarra y cercana a Aragón, pues me muevo, a veces, por el ¡ahí va!, pero con acento maño. Pues con el ¡ahí va!, después de las anillas, volvía a casa y me dije: ¡ahí va! voy a darme una vuelta más. Llegué a un Paseo (el del Prado) y me dije ¡ahí va!, no lo he hecho nunca, vamos a ver qué hay. Llegué hasta el final y ¡ahí va!, un camino hacia el Bocal, sólo 7 kilómetros ¡Ahí va!, eso no es nada, de paso a lo mejor están mis compis de trabajo y me sacan una cerveza.
La bici no es buena, sólo era de paseo. Y qué paseo!

Y yo, que había salido de casa con un simple botellín de agua, sin móvil y con unas mallas normales, sin protección, sin repuestos, me meto en el camino a pedalear. Ya en el camino, muy contenta porque no me cansaba en absoluto, además todo el tiempo siguiendo el río Ebro, llego a una señal. ¡Ahí va! si solo he hecho 2,5 kilómetros. Bueno, adelante que te espera la cerveza. Y allí que sigo. Que llego y, ¡ahí va! el camino se corta cuando por fin se vislumbra el Bocal y no hay  forma de acceder a las casas. ¡Ahí ya! Ya cambio la expresión por otra. Cachis la mal y pienso, y a hora que se me pinche.
Vuelta para casa. Y con mi culito que empezaba a estar que no veas con las piedrecitas, los baches y demás, así lo tengo hoy;  para más INRI con el viento en contra. Pues no sé cómo, pero el recorrido de vuelta se me hizo más corto. No sé si por las ganas que le metía a la bicicleta, pensando en la cervecita, a pesar del dolor de culo, o por qué. Y cuando llegué me supo a gloria esa cervecita en el bar de abajo; y el cigarrito de después ni te cuento. Va a ser que a falta de pan del bueno, el cigarrito de después me lo voy a tener que fumar tras darle duro a la bicicleta. Ya es lástima, ya.

 

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