Sí, porque siempre me pasa cuando voy a empanar o como
diablos se diga en lenguaje culinario (mira que lo de culi se las trae, aunque tenga
su explicación etimológica). Y ahí estoy yo, frente al plato de huevo y al
plato de harina, esperando que me digan algo sobre su condición, y no me dicen nada, los muy puñeteros. Y tengo miedo de poner uno y
que sea el otro el primero, porque luego mis chicos se ríen de lo mal que
cocino. Todavía tengo la tintinela de mi hijo con el pollo que se me quemó un
poquito, una pizquita nada más. Pues no para de recordármelo.
Así que pillo el teléfono y pregunto al grupo de las mamis; y
me resuelven medianamente el problema. Digo medianamente porque luego siguen que si se
puede hacer aquello o lo otro; cosa que a mí ya no me preocupa, bastante tengo
con hacer lo que tengo entre manos y que no se me queme. Aunque, debo reconocer
que será hasta la próxima que vuelva a dudar de qué es antes. Porque ¿Qué es
antes el huevo o la harina?
No hay comentarios:
Publicar un comentario