De un tiempo a esta parte, no sé qué me ha dado con las
flexiones que cuando salgo por ahí, en lugar de pedir una ronda de cervezas, me
da por pedir una ronda de flexiones. Y ahí que me lío a hacerlas en competición
con cualquiera que se ponga por delante. La cosa se inició hace unos meses; una
sábado tonto de esos, tomando una caña por ahí, no sé de qué forma, ni de qué
manera, un joven, al que acababa de conocer, me retó o algo parecido, y como
soy como un torico que le ponen un capote delante y allá que va, pues allá que me
fui a tirarme en el suelo. Y eso que iba con falda, para una vez que me la
pongo, y medias de liga ( no aguanto las enteras); el caso es que ambos
acabamos en medio del bar haciendo flexiones a ver quién aguantaba más.
Parece
ser que lo que le quita la cerveza de fuerza al hombre, se la da a la mujer y
así acabó esta mala mujer venciendo. Algunos dirán que el joven se dejó, podría
ser, que sé yo. Al final debe ser eso, que como no sé si se dejó, voy por ahí
probando a ver si es cierto; pero sólo los sábados o días de fiesta, cuando se
discute una ronda de cervezas. Y ya he ganado unas cuantas.
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