No hacen falta parques, sólo imaginación. Con una amiga de mi hija |
¡Ay, con qué poco podemos sentirnos satisfechos! Creemos que
los razonamientos, la sensatez, la madurez, nos pueden ortogar más que la
intuición, la pasión, la improvisación y no es así. Disfrutamos con pequeñas
cosas y lo sabemos. Nos vamos a un parque de atracciones a montarnos en grandes
montañas rusas, sin percatarnos que la vida misma es un gran parque por el que
tirarnos, a veces, sin pensar. Porque el pensamiento y la razón no lo es todo
en este mundo, porque en muchas ocasiones, no hacemos lo que nos apetece porque
empezamos a razonar, a buscar las consecuencias y a terminar concluyendo que lo
mejor es lo que se debe hacer. Olvidamos en esa ecuación incluir los deseos,
porque los desterramos como un cero a la izquierda. Y así dejamos una parte de
nosotros en el camino de las decisiones.
Yo, por lo pronto, me tiro por la montaña.
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