No he encontrado la foto de los troncos que me toca sacar |
Pero poniéndome seria, si puedo. Al final haces en tu
trabajo más que lo que cualquier hombre. Y si es cuestión física no te
amilanas, pillas y te pegas la paliza para lograr lo que no es posible con 48
kilos de peso y 1,60 de estatura. Así me va, que acabo con unos brazos de un
estibador y unas piernas de gallina.
A pesar de todo, ganas en perspectiva. Logras adentrarte en
su forma de ser, en lo que piensan, en lo que sienten. Y si les digo la verdad,
hay algunos hombres que los ves y parece que se van a comer el mundo, que todo
les da igual, tatuados, musculosos y, al final, son tan tiernos como una barra
de pan recién sacada del horno. Otros que se sorprenden de lo que una mujer puede hablar y hacer. Y observas que también hay algunos convencionalismos y prejuicios con los hombres. Va a ser que trabajar en un mundo de hombres te
hace sentirte más fuerte, porque tú solita te sobras.
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