viernes, 7 de octubre de 2016

ESAS OTRAS BOLITAS OLVIDADAS

Ya verás que pronto empezamos con la tintinela de la Navidad. En mi casa la Navidad no desaparece del todo durante el año. Es cuestión de despiste y algo de vagancia. Es decir, siempre se me despistan algunas bolas. ¡Ay, esas bolas! Será que me recuerdan a otras.
Pero ahí están, desde el año pasado; mejor dicho, desde hace dos años. Esas dos bolas como que siempre se me olvidan. Y eso que no me gusta la Navidad, como época, porque parece que todo el mundo tiene que estar feliz, en familia, la típica, eso sí, ponerse hasta las trancas de comer y esas cosas. Yo el año pasado la Nochebuena la pasé solita, con una botella de cava y un plato de huevos fritos con chistorra y patatas. ¡Oye! Una delicia. No tuve que discutir con nadie. Luego a dormir que al día siguiente, Navidad, tenía que trabajar para el papá Estado.


Después de dos años, se mantienen sostenidas por mujeres
Volviendo a las bolas. La Navidad empieza con la colocación de los adornos y se termina cuando se recogen. Del mismo modo que el llamado espíritu navideño, que dura un suspiro, si es que existe.
Y no sé por arte de qué a mí siempre me queda alguno olvidado. A lo mejor es que me va el mantener el espíritu, ése del que tanto se habla, todo el año. Y ahí siguen, no vayan ustedes a pensar que después de recoger todo me voy a poner a sacar otra vez la caja para recoger unas malditas bolas. Total, no molestan y seguro, seguro, que llega otra Navidad y ahí estarán. No habrá que ponerlas. Aunque debería quitarles el polvo ¿No?

No hay comentarios:

Publicar un comentario