viernes, 16 de septiembre de 2016

EL CAJÓN DESASTRE

Dicen que en cada casa hay un cajón para todo, donde se meten las cosas que van apareciendo y que todavía no han encontrado su lugar en la casa. Yo no tengo de esos cajones. En realidad, todos mis cajones son así. Las cosas se van metiendo en el cajón más cercano donde han sido dejadas después de su uso, lo cual conlleva un gran ejercicio mental porque a la hora de encontrar las cosas, tienes que hurgar en la memoria.

Uno de mis cajones de la cocina. Sí de la cocina.
Gracias a Dios (o mejor dicho, al diablo por mala mujer) lo que te quitan de orden, te lo dan por otro lado; y es así como las malas mujeres desordenadas logran desarrollar una memoria fotográfica fuera de lugar, consiguiendo vislumbrar dónde se encuentra el utensilio que estamos buscando. Lo malo es que esa memoria suele funcionar con efecto retardado y lo recuerdas siempre al día siguiente u horas después. Pero lo encuentras, y la satisfacción que supone, no te la quita nadie. Ahora ando buscando unas tijeras de costura que han ido de un lado a otro; no me preocupa porque sé que aparecerán en cualquier lugar, un día u otro. A ver cuándo se me enciende la lucecita exacta.

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