sábado, 3 de septiembre de 2016

HOMENAJE AL BOTELLIN

Hoy, después de dos meses pensando si podría llegar a ser un objeto decorativo como lo es el botijo, he dicho adiós al botellín de agua medio vacío que permanecía en el mueble de la televisión. Llegó a casa una tarde del mes de junio, tras unas horas disfrutando con mi hija y sus amigas en el parque. Lo dejé ahí y ahí ha permanecido. Alguna vez he limpiado el polvo, pero como quedaba agua, lo levantaba y volvía a su lugar. Algunos días, tumbada en el sofá, lo observaba y me decía, para qué lo sigo teniendo ahí. Pero seguía tumbada y se me olvidaba. Después,  empezó a darme pena tirarlo, me había acostumbrado a su presencia, como si fuese una obra de arte moderna. También hay quienes coleccionan botellas de vino, cerveza…Un pequeño botellín de agua medio vacío, en cambio, nadie lo guarda, salvo las malas mujeres que se olvidan de tirarlo. De todas formas, si hubiera sido de cerveza seguro que no quedaba nada dentro.

Siempre quedará la foto como recuerdo de tu presencia.
Pues nada, ya está en proceso de reencarnación. Vaya suerte que tienen lo botellines que pueden reencarnarse, aunque a lo mejor no les gusta en qué se reencarnan. Quizás vuelva de nuevo a esta casa, quién sabe.

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