lunes, 12 de septiembre de 2016

ESE CAÓTICO ZAPATERO

Me sorprende y me atrae, pero no va conmigo. No hablo del ex Presidente. La cuestión es que veo que todo parece que tiene que tener su sitio, todo ordenado, nada fuera de lugar, nada que pueda romper esquemas. Nos dedicamos a buscar sitio a las cosas y a lo que no son cosas también. Así existen zapateros para los zapatos, llavero para las llaves, corbateros, jugueteros, pantaloneros.
Y la zapatilla sigue ahí, dando vueltas.

El zapatero es algo que, como el artilugio de colgar las llaves, siempre me trae de cabeza. Y eso que no tengo. Para qué, si sé que no lo voy a utilizar. Soy de esas que se quita los zapatos al llegar a casa, o cuando se sienta en el sofá o cuando, estando en la cocina, siente la necesidad de liberar sus pies; hay tantas ocasiones para quitarse los zapatos que mis zapateros andan por toda la casa; de hecho siempre suele quedar algún calzado debajo del sofá. Es donde hay que mirar cuando falta uno de los pares. Cierto, mis zapateros son inmateriales y no son muy ordenados, pero me apaño bien así. No me gusta que todo esté encajado en un solo lugar. Las malas mujeres somos caóticas.

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