Actuación memorable en el Colegio Elvira España |
Canto mal, sí, aunque tengo buena voz, pero sólo para hablar
(algo tengo que tener bueno, ¿no? ¡Y no tengo abuela, ni novio!). El caso es
que mis hijos no me dejan cantar; en cuanto empiezo a tararear algo me escupen
a la cara: ¡mamá, por favor, que hay vecinos!
Pero no hay mal que por bien no venga. Cuando empiezan a
discutir, a pelearse, a gritar, yo ni me altero, tengo las palabras mágicas:
“como sigáis así empiezo a cantar y no
paro” ¡Oye! Mano de santo. Hacer mal las cosas también tiene sus ventajas. No
es un método muy didáctico, ni educativo, pero funciona. Cada cual se busca sus
maneras de educar. Aunque sigo sin poder cantar. Ya llegarán mis 15 días sin
niños y ahí mis vecinos seguro que se enteran.
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