viernes, 30 de diciembre de 2016

CLASIFICACIÓN EN PROSTÍBULOS

En mi recorrido laboral, suelo pasar por un Club de alterne. Paso por delante, a ver si me entienden, que todavía no sé si hay chicos prostitutos dentro. El caso es que hay dos en Tudela. En uno de ellos hubo un momento en el que se colocó el cartel de bar restaurante. No funcionó. Volvió a lo de siempre. Entonces una se pregunta si los locales, los edificios dedicados a dicha actividad pueden renovarse o están condenados a dedicarse a lo mismo.

Después empecé a desvariar y me pregunté cuántos clubs podría haber en Navarra y si habría alguna diferencia entre Comunidades. Por supuesto, al llegar a casa el gran Google me ayudó. Resulta que debe haber entre 100.000 y 300.000 prostitutas en toda España (no sé si incluyen los prostitutos) y hay una clasificación de Comunidades: 1º Andalucía, con mayor número; 2º Comunidad Valenciana, 3º Madrid, 4º Castilla La Mancha y 5º Galicia.

En cuanto a las Comunidades con menor número de prostitutas la que menos tiene resulta que es Navarra, seguida de País Vasco y Extremadura,

Conclusiones, las que gusten. Yo es que sólo me pregunto y, a veces, me pregunto cómo me pregunto estas cosas.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

PROPOSITOS DE MALA MUJER

Cuando una mala mujer se pone a escribir sus propósitos para el año entrante, no tiene desperdicio. Y es que los propósitos son eso, propósitos. Si cada año cumpliésemos todos ellos no nos quedarían propósitos para tantos años y nos quedaríamos sin ellos. A no ser que uno se proponga un día lograr la Paz Mundial. Bueno, creo que eso lo quieren siempre las Mises ¿no? Yo soy más simple y algo contradictoria con los propósitos. Intentas escribirlos y sale lo que sale. Creo que mejor será ir haciendo conforme pasa el año y olvidar el papel.

lunes, 26 de diciembre de 2016

¿QUE DE DÓNDE HE SALIDO?

Mi bar de abajo. En Madrid era el PER MAR en la calle
Eugenia de Montijo ¡Que recuerdos!
El bar de abajo o el bar de reunión o el bar de la partida, me da igual, ese bar de referencia siempre ha sido un bar de hombres. Hoy las cosas van cambiando. Poco a poco. Las malas mujeres vamos al bar de abajo y ¡vaya por Dios! nos juntamos con hombres, hablando entorno a una cerveza de lo malas mujeres que somos, de los malo y lo divino, de cualquier cosa, de lo que a ambos sexos nos han condicionado determinadas percepciones. No importa de lo que hablemos, de si estamos de acuerdo o no, nos reímos, disfrutamos, hacemos algo tan maravilloso como es convivir, contarse cosas, sean las que sean, hablar, sonreír, brindar sin chocar las copas, porque no hace falta, porque brindamos con la cercanía. No hay mejor forma.

Porras! Me estoy poniendo melancólica. La cuestión es que ayer bajé al bar de abajo; una serie de vecinos hablaban sobre cómo tener la casa de limpia, de planchar, de cocinar…; que sí…, que estaban hablando de eso, aunque no se lo crean. Yo mostré mi filosofía casera, ya saben cuál. Al final, uno de los que estaba allí, que me conocía poco, acabó diciéndome, gratamente asombrado, que de dónde había salido una mujer como yo. Puñetas, del armario donde nos habían metido durante siglos. Si es que las malas mujeres también tenemos que hacernos visibles.
Va por nosotras y por los bares de abajo.

viernes, 23 de diciembre de 2016

LA NAVIDAD DE UNA MALA MUJER

La Navidad para una mala mujer está repleta de contradicciones porque hay demasiadas convenciones, pero que asume con total naturalidad. Porque sabe que es mujer y, a veces, madre.

Si le toca cocinar la cena de Navidad no se complica la vida con miles de platos y chucherías varias y va a lo práctico: qué gusta y qué empapa, esto es esencial: una buena ensalada bien repleta de tropezones, unos gambones y un chuletón como Dios manda. Se acabó, y ahora que alguien me diga que se queda con hambre.

Luego está el momento de la llegada de Papa Noel o los Reyes o el Olentzero que aquí no hacemos ascos a nadie y menos si son hombres. Una mala mujer entiende que estos pobres están hasta el moño de leche y dulces. Así que va pensando cambiar el menú a estos pobres trabajadores porque es injusto. Así que empieza a comentar a sus hijos que ya sería hora de poner un poquito de cava, una cervecita, un poco de chorizo o salchichón, jamón y queso. Seguro que los agradecerán esto mucho más: ¡dónde va a parar! Que la noche es larga y el azúcar se sube mucho, sobre todo a ciertas edades. Para el año nuevo, ya no quiero ni pensar lo que hará esta mala mujer.

Feliz Navidad

martes, 20 de diciembre de 2016

¿QUE NO NOS ENTENDÉIS?

Esa es la frase que decís muchas veces, en Facebook más. Y no me extraña, desarrollamos más nuestras actitudes, nuestras aptitudes, podemos ser de una manera o de otra. ¿Cómo nos vais a entender con el mando en una mano, la tele a todo trapo, la cerveza en la otra (no sé si seguir porque estoy haciendo lo mismo) y tirados en el sofá viendo el fútbol y discutiendo si Cristiano o Messi? ¿Cómo nos vais a entender si queréis una puta en la cama, una señora de paseo, una mami estupenda, una cocinera excelente, una compañera que escuche, una contable de multinacional….? Hostia! Perdón, pero qué queréis que os diga, si ya no sabíamos qué puñetas ser.
Por eso, unas cuantas hemos decidido ser malas mujeres y tengo una teoría al respecto, porque es curioso que nos entendéis mejor a nosotras, a las malas; sin embargo, a la larga, preferís a las que no entendéis. Así que primero, quizás os aclaráis vosotros y luego ya hablamos de entendernos.
Que para cuatro días que estamos mejor disfrutar juntos.

domingo, 18 de diciembre de 2016

MALAS MUJERES ECHANDOSE UNAS RISAS

Cuando dos malas mujeres se juntan puede pasar de todo, conversaciones de lo más variado meta sexual, temporal, culinario o divagaciones diversas con las que llegas a echarte unas risas por tu incapacidad de ver ciertas cosas. Por ejemplo, las razones de cierto orden en las cosas. Ayer "la Itzi" y yo nos fuimos al cine a ver Villanueva de Abajo. Los preliminares anunciaban ya que íbamos de cachondeo subido. A la hora de sentarnos en nuestros asientos numerados empezamos a buscar la fila y el número de butaca. Cosa que no solemos hacer tranquilamente, revolvemos un poco todo. La fila la encontramos rápido, pero con el número empezamos a buscar por detrás de los asientos, cosa que resulta un tanto rebuscada y empezamos ya con el cachondeo de poner las cosas complicadas. Hasta que un señor nos dijo que eran los mismos números delante. No habíamos caído en ello. Carcajadas. Nuestras mentes lo hacían complicado.
Ahora, ¿y si no hay laterales?

Sin embargo, la mayoría de la gente hacia lo mismo. Llegaron dos jóvenes buscando su asiento; entonces, conocedoras ya del asunto, les mostramos el camino. A los pobres les tocó a nuestro lado y tuvieron que aguantarnos toda la película y nuestras divagaciones sobre asientos. Nos percatamos que la numeración iba de dos en dos y nos dimos cuenta que en el centro, donde estábamos, eran todo impares. Así que me levanté a ver si los laterales eran pares; efectivamente, llegando a la conclusión de que los ponían separados para saber más o menos la ubicación. Ahora bien, que eso les servirá a quienes venden las entradas y te preguntan dónde quieres sentarte, porque los que entramos estamos tan poco acostumbrados que nos perdemos en su orden.

Total, que fue así como nos dimos cuenta que, curiosamente, aunque la sala no estaba muy llena,  todos estábamos apiñados en una misma zona, cuestión que nos hizo, de nuevo, caer en otras carcajadas y comentarios diversos.
Si es que el que no se ríe es porque no se ha encontrado a su lado una mala mujer. No se nos puede dejar solas.

viernes, 16 de diciembre de 2016

SOBRE ZORRAS ASTUTAS

Recordad aquello: “no desearás a la mujer de tu prójimo” ¡Qué pasa…!, que me falta alguien! Claro, la mujer no debía tener deseos o, al menos, no se le reconocía. Y si los tenía era condenada y vapuleada. La moralidad cristiana siempre ha hecho que el protagonista de los deseos sea el hombre. Y ahí andamos, todavía liberándonos de las cadenas e igualmente maltratadas. Da igual lo que haga, lo que sea, importa la imagen que se cierne sobre ella.

Pues deberían algunos empezar a pensar que deseamos igual que los hombres y que no somos propiedad de nadie. En nosotras las hormonas también hacen su efecto y más cuando andan de subida o de bajada.

Pones zorra en google y vaya lo que sale. Pones zorro...
Las mujeres nos masturbamos y tenemos fantasías, ahora ya se sabe; aunque todavía cuesta hablar, porque siempre ha sido un tabú, incluso entre nosotras. Algunas lo achacan al patriarcado. Yo no lo achaco todo al hombre, sino a la moralidad que también ha impregnado su mirada hacia la mujer.

De hecho, la mujer que habla de ello con toda naturalidad deviene de golpe en un ser extraño, indecente, indigno, tanto para hombres como para mujeres, que tienen interiorizada esa mirada moral. Incluso las mujeres son más propensas a utilizar todo tipo de apelativos hacia otras mujeres.

Yo he conversado con hombres con el único objetivo de echarnos unas risas en cuanto a nuestra pobre actividad, porque creo que somos iguales y eso nos acerca. El deseo en la mujer se ha visto siempre como un pecado porque su rol debía ser otro, el de la entrega. Pues no, decimos basta a esa entrega constante, a ese olvidarnos de nosotras y sí a disfrutar de nuestro cuerpo, de nuestros deseos, de nuestras emociones y de lo que nos apetezca o no. Aunque luego nos echen pestes y nos llamen zorras; porque las zorras, como los zorros, también son astutas.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

MUJERES AL VOLANTE, PELIGRO CONSTANTE?

Aunque el dicho dice mujer al volante peligro constante, las estadísticas dicen que somos mejores conductoras, más respetuosas y todo eso. Pero da la casualidad que las malas mujeres vamos adquiriendo ciertas malas costumbres o, quizás, sea naturaleza reprimida. Yo suelo ser muy respetuosa conduciendo, pero porque llevo la ventanilla subida y siempre tengo una sonrisa en los labios, incluso cuando estoy jurando. Porque si me oyeran lo que puedo llegar a decir al volante, los exabruptos y delicadezas varias que salen de mi dulce boca sonriente, rompería las estadísticas y algo más

Y si me encuentro a alguien que me intenta dar indicaciones con la mano, también le sonrío, aunque me esté cagando en todo lo que….

Pero a lo que vamos, que el coche, se quiera o no, libera mucho, juras, cantas y muchas cosas más que no es momento de especificar ¡Vamos!, que después de una buena sesión de coche, sales como nueva.

lunes, 12 de diciembre de 2016

YO COMO GEMMA NIERGA O

LA IMPORTANCIA DE SABER EXPLICAR
No sabemos explicarnos adecuadamente; eso pasa a todos los niveles y luego pasa lo que pasa: malentendidos, incomprensión, discusiones, desastres culinarios
Salió, aunque un poco torcida

Yo estoy con Gemma Nierga y sus bocadillos congelados y sus dudas sobre las recetas fáciles, de las que hablan todos los cocinillas. Yo me atreví con una tarta de chocolate. Se empeñó mi hija. Condición: sin horno, no fuéramos a tener que llamar a los bomberos. La receta era muy fácil. Pero es que hay que tener en cuenta a quién tienes delante y sus prioridades. Y eso sirve para todas las facetas de la vida.

Porque ¿Qué son 75 ml de agua? Por Dios! No pueden hablar más claramente, cuando quieren dicen una pizca de sal;  luego va y se ponen matemáticos. No pueden decir el culo de un vaso de agua o un dedo o dos de agua, que es mucho más comprensible.

Luego otra cuestión esencial, si el chocolate hay que fundirlo al baño maría, hay dos cosas importantísimas. Avisen: no usar microondas, porque las que somos poco pacientes enseguida echamos mano de él y se nos quema el chocolate, por listas. Y segundo, expliquen cómo sacar el bol de chocolate del baño maría sin que se llene de agua.  Y de paso explican por qué se llama baño maría, que resulta que fue una mujer que dejó ciertos inventos.
Había perdido algo de relleno en el camino.

Otra cuestión a tener en cuenta. En vistas de que la cocinera ya anda medio loca por la cocina, arreglando los diversos desaguisados iniciales, tengan en cuenta que a partir de entonces se producen los despistes. Así que cuando haya que calentar los 75 puñeteros ml de agua, recuerden que hay que introducir el bol con el agua en el micro. No olvidar poner el agua en el bol porque si no se calienta el bol y no hacemos nada.

De cualquier forma y pesar de todo, la tarta de chocolate salió, algo torcida, pero sabe a chocolate.

sábado, 10 de diciembre de 2016

CONCIENCIACION O TIRARME LA PELOTA

Tengo en la cocina una de esas despensas, de las de antes, cuyo horizonte se pierde a la vista. Es una despensa sin fondo, cabe y cabe y cabe. Como no tengo muchos utensilios de cocina, no sabría qué hacer con ellos, en esa despensa meto de todo; y cuando digo de todo, digo de todo lo imaginable en una casa. Hasta puedo meterme yo. Entre esas cosas están lo que llamo concienciación.

¿Qué es eso?  Pues bolsas y más bolsas con cosas. Y es que los ciudadanos estamos cada vez más comprometidos con  el reciclaje, pero ¿dónde metemos tanta concienciación?
Hay que bajarlo poco a poco

Porque además de la bolsas donde guardamos el papel, envases y vidrio que luego separo, están los tapones, el aceite, la bolsa de pilas usadas, lápices para llevar al colegio, tinta, mecheros, ropa y calzado, medicamentos para el Sigre, una bolsa con bolsas y hasta anillas de latas para hacer manualidades: luego los aparatos y muebles para el punto limpio… ¿Quién da más?  A este paso necesito una casa para el reciclaje. Y el problema es que, cuando algo se hace inservible te preguntas: ¿y esto dónde irá?

Así que no sé si esto es concienciación o que alguien me está echando la pelota a mi tejado, como si no hubiese otra cosa por hacer que guardar basura.

martes, 6 de diciembre de 2016

PEINADOS DE SEÑORA?

“Se necesita modelo para corte de señora” Es el anuncio que he visto en un escaparate y que me tiene en un sin vivir ¿Qué ha querido decir con corte de señora? ¿Se trata de un peinado sólo para casadas o será para señoras mayores o adultas? ¿Las señoras llevan cortes y peinados según la edad? Y de ser así ¿Cuál es el límite? Y si no se llega a esa edad límite no son señoras. Entonces, si no son señoras ¿qué son? ¿A qué edad se pasa a ser señora? ¿Yo llevo un corte o peinado de señora? No, yo no voy peinada, ni llevo un corte definido. Eso lo tengo claro y mi tijera también. ¿Y a nivel general? Madre mía! ¿Para quién es el corte de señora? Porque quien entre tendrá que saber qué es un corte de señora. Los otros cortes cómo se definen: para jóvenes, chicas, señoritas, descarriadas, alocadas, revisionistas, modernas, post modernas, excéntricas….
¡Ay! Estoy en un sin vivir. Con esto del corte, no sé que soy. Ah Sí! Mala mujer. ¡Qué descanso! O no. ¿Hay cortes para malas mujeres?

sábado, 3 de diciembre de 2016

MUJERES SEXUALES

Hace unos días, hablando con un hombre, me comentó que una de las diferencias entre el hombre y la mujer es que nosotras somos más sexuales, más eróticas. Una apreciación, dijo, que le costaba comentar con nosotras porque las mujeres saltábamos como locas ante esa definición. Evidentemente, a mí me lo dijo; debo ser una mujer un poco extraña: una mala mujer, no me cabe duda.

Yo le dije que, quizás, tuviera razón, pero que le faltaba algo. Le faltaba añadir que no sólo somos sexuales y que, posiblemente, fuese eso lo que más molestaba.

Mejor que esto ya es.
En realidad, pensándolo bien, las mujeres tenemos más puntos eróticos que los hombres, un cuerpo más flexible y unas curvas mas marcadas. Aunque a mí me siguen poniendo más los hombres. Desmond Morris, el antropólogo, ya señaló que una de las claves de evolución de la mujer fue la sexual. Nosotras ya no somos como las hembras animales, no tenemos celo; aclimatamos nuestro sexo para lograr algo. Quizás por eso nos lo han querido limitar.

No entiendo por qué nos molesta que nos llamen sexuales o eróticas. Eso no quiere decir que no seamos otras muchas cosas. Quizás nos molesta porque el sexo se ha visto siempre como pecado, a no ser que fuese para procrear, y nos lo han metido bien en la cabeza.

A mí no me importa que me definan como un ser racional (bueno, habrá quien lo discuta y no me extraña), sentimental y sexual. Cuantas más cosas seamos mejor. Hay que aprovechar todo lo que se nos ha dado.

jueves, 1 de diciembre de 2016

DONDE ESTÉ UN BUEN POLVO

Y este ya era concentrado.
No sé si es propio de malas mujeres. Algo puede que haya. Pero a mí tanto producto concentrado, como que no me va. Quizás algún químico me quite la razón. No se lo discutiré; o quizás sí, me mola eso de discutir a modo de prueba y pasar un rato divertido llevando la contraria, aunque no lo tengas muy claro.
Lo cierto es que cuando el detergente de toda la vida (bueno el más reciente): el del polvo, empezó a encapsularse, para luego volverse líquido y terminar metido en una bolsita pequeña, cómoda y dicen que más efectiva, no me convenció.

Aunque probé hasta las capsulitas, acabé quedándome con el polvo de toda la vida; ese que lo ves y dices “así sí estoy echando algo: un buen polvo”.

martes, 29 de noviembre de 2016

JUGUETES DE NIÑOS Y NIÑAS

Con la Navidad llega la consabida retahíla sobre los juguetes de niños y niñas y la necesidad de eliminar diferencias. Los mayores nos empeñamos en ello, cuando los peques lo hacen de forma natural. Queremos imponer nuestra visión igualitaria, cuando ellos son diferentes unos de otros. A mí nunca me gustó el rosa y, al final, a mi hija le encanta el rosa, aunque va empezando a cambiar y le encantan las armas láser. Hay a niñas que les gusta el fútbol y a otras que no. Hay niños a los que les gustan las  muñecas y otros las detestan, del mismo modo que las niñas pueden llegar a detestarlas. Bueno y ya los peluches, no sé en que lugar los ubicaríamos. Porque quienes los ubicamos somos nosotros.

Los juguetes son para jugar. Lo que quizás tengamos que cambiar  no sean los juguetes de los niños, sino nosotros y nuestras actuaciones, nuestras apreciaciones del mundo, nuestro modo de juzgar a nuestros semejantes; quizás lo que tenemos que hacer es jugar con ellos, correr con ellos, saltar y, sencillamente, darles un juguete, que ellos ya sabrán como interpretar el mundo que les rodea. Ellos actuarán con ese juguete en función de lo que hayan aprendido de nosotros.

Yo no voy a inculcar una igualdad impuesta. Lo que me interesa es que observe el mundo con los ojos bien abiertos y que entienda que somos iguales en derechos, aunque nuestros cuerpos sean diferentes. Porque nuestras niñas, por muy iguales que sean, serán mujeres diferentes unas de otras que, quizás, tengan hijos y, en eso, por ahora, en el parir, ganamos nosotras. Os chinchais, que no sabréis nunca lo que es eso.
Me he ido de un lado a otro, pero bueno, soy así.
 

domingo, 27 de noviembre de 2016

MI DESAZÓN EN EL DÍA DEL MAESTRO

Hoy es el día del maestro y ahora entiendo perfectamente a mi madre, algo de mala mujer me transmitió ella.

Recuerdo de pequeña que este día era una fiesta por las calles del pueblo. Los niños íbamos a las casas de los maestros, que así se llamaban porque tenían casas específicas para ellos, a llevarles unos presentes, unos regalitos. Imagínense cada año comprar algo para el maestro que, en las pequeñas localidades, solía ser varios años el mismo. Seríamos unos 20 niños danzando por ahí. El maestro nos abría la puerta de su casa y nos invitaba a alguna golosina.
A lo que iba, mi madre era de las fijas en cuanto a regalos: para las maestras colonia; el regalo de los maestros no lo recuerdo, pero el de ellas sí. No sé por qué. Lo cierto es que cada año me entraba una enorme desazón porque mi regalo para la maestra era siempre el mismo. Sin embargo, ahora la entiendo, para qué matarse la cabeza si de cualquier modo lo que importa no es un presente, sino el recuerdo que pueda impregnar en ti ese maestro.

Hoy en día sería impensable regalar una colonia así como así. Ya saben que si esta no es la mía, no pega a mi piel, no trasmite mi esencia; tiquismiquis que nos hemos vuelto. Malas mujeres como yo somos capaces de ponernos lo primero que pillamos, sea la Adidas de mi hijo o la Monster High de mi hija.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

ESTOY ARMADA Y SOY PELIGROSA

Ayer estuve de bricolaje ¿Quién ha dicho que el bricolaje no es cosa de mujeres? Lo que pasa es que vosotros sois demasiado metódicos y os encanta colocar todo antes, medir por un lado, por el otro, perfeccionistas en esos casos. Parece que vais a montar una cocina con muebles, cuando lo único que vais a poner es un clavo. En cambio, a las malas mujeres nos encanta coger esas armas siempre dispuestas, afiladas, rectas y usarlas directamente. El problema es que una tiene muchas manías, como todos. Entre esas manías está la que tengo con los taladros: jamás miro la medida de la escarpia o del taco y siempre acabo haciendo un agujero más grande. Me va el “ande o no ande caballo grande”. Luego tengo que apañarme y buscar en diversos lugares para encontrar un taco que se acople con el agujero. Pero es lo que hay. El control exhaustivo de todo, no es lo mío. Un poquito de caos viene de vicio.

Ahora bien, soy y somos las malas mujeres capaces de montar un mueble sin mirar las instrucciones. Primero, porque no tenemos paciencia y segundo porque, si se te ocurre leerlas, suelen liarte mucho más, sobre todo, si vienen traducidas por no se sabe quién.

De cualquier forma, no se preocupen. Los vecinos nunca se han quejado de mis agujeros. Pero cuando cojo un taladro, me emociono.

martes, 22 de noviembre de 2016

LIBROS DE COCINA: FUERA DE MI VIDA

No puedo con los libros de recetas de cocina. Sólo tengo uno y ni lo quiero mirar. De vez en cuando he intentado echar un vistazo, para ver si pillo alguna idea, pero me arrepiento enseguida, me entra una enorme depresión. Porque para cualquier plato, incluso para una puñetera tortilla, llegan a poner siete ingredientes diferentes, sin contar la sal. ¿Ustedes se imaginan qué cocina hay que tener? Yo, para una tortilla, sólo utilizo el huevo y el chorizo o, en su caso, la patata. Bueno, y ya no me pongo a mencionar los utensilios de cocina y aparatos diversos con los que hacer los platos. ¡Qué tienen algunos en sus casas! ¿Una cocina o un arsenal? ¿O una ferretería con apartado de supermercado? Si es que cada vez que me digo, voy a hacer un plato de estos,  me falta de todo, salvo quizás la sal y, si me pongo un poco atrevida, nunca tengo el ingrediente principal, a no ser que sea arroz o macarrones.

Mi único libro de cocina. Y me sobra.
Y luego, la destreza ¡Cómo puñetas corta la gente las cosas! Una habilidad que nunca he logrado conseguir. O el lenguaje: pochar cebolla, atemperar,  emulsionar, encamisar y la peor de todas, la pizca, la puñetera pizca de sal o de lo que sea ¿Cuánto es una pizca?

Así que he decidido no llorar en la cocina, cortar cebolla lo menos posible, que con los cuchillos no me llevo bien, y hacer lo que pueda. Bueno, de eso ya se habrán dado cuenta.

Y los libros de cocina fuera de mi vista, que no quiero deprimirme.

domingo, 20 de noviembre de 2016

PELUCHÍN 1 Y PELUCHÍN 2

Me encanta cuando mi hija me cuenta cómo ella y sus amigas manejan a algunos chicos. Hay dos, concretamente, a los que llaman peluchín 1 y peluchín 2 ¡Imagínense qué pueden hacer con ellos si ya les ponen esos nombres!: les persiguen, les atrapan, les revuelven el pelo, se montan a caballo encima, les hacen cosquillas, pero siempre sin hacerles daño. Ellos lo pasan en grande y ellas también. Dice mi hija que pesan poco y se puede hacer lo que sea con ellos, son muy manejables. Ahora bien, cuando algún otro intenta chantajearlas para que hagan algo a cambio de una chuches, ni hablar, y hasta se enfadan con la que se pliega.
Niñas de hoy, mujeres del mañana, y los pelos por la cara

Todo ello me ha llevado a preguntarme algunas cosas: ¿En qué parte del camino se nos queda esa determinación? O bien, las niñas de hoy serán mujeres de verdad; o bien hay algo, en algún momento, que nos deja sin esas armas de niña, sin esa autosuficiencia, sin esa independencia.

¿Qué pasará con peluchín 1 y peluchín 2? ¿Quién sabe? Lo más probable es que se conviertan en hombres y espero que sigan siendo igual de peluchines. Aunque a algunos, quizás, la actitud de los peluchines les disguste y les parezca cosa de poco hombres.

Yo también quiero un peluchín que se deje hacer lo que quiera!

sábado, 19 de noviembre de 2016

¿RESPONSABILIDAD?

A estas alturas de la vida, como mala mujer, todavía me pregunto qué es la responsabilidad. Una palabra, creo, muy sobrevalorada, que puede servir para todo. Los políticos la utilizan a mogollón y eso no la deja bien parada.
Entre nosotros es una palabra que condiciona . De hecho, hay hombres y mujeres que, llegados a una edad, no sé muy bien cuál, debe depender de algo, aunque creo que influye mucho tener hijos, eluden ciertas actividades por la posibilidad de una lesión o un pequeño accidente. No lo digo porque sí, sino porque una vez me lo comentaron cuando iba patinando con mi hija, y no fue aquella vez que me riñeron dos señoras, que también salió la puñetera palabra. Una mujer me dijo: yo no me arriesgo a patinar por temor a tener un accidente; luego se complican las cosas.

Sin embargo, por experiencia, las cosas se complican te montes o no en patines, te tires en paracaídas o te montes en una cesta, para subir a una torre de 18 metros a limpiar un nido de cigüeña.

Porque es así; muchos dirán condicionalmente, y si…, y si… Pues si llega el y si… ya se verá. El mundo no se acaba en los problemas, empieza con ellos, nada más nacer tenemos que aprender a respirar; así vas descubriendo lo grandioso y fuerte que puedes ser, aunque nadie haya a tu lado.

¡Uy! Me estoy poniendo filosófica. Además, si no me subo a 18 metros, y si no ayudo a la conservación de este planeta, y si no colaboro… qué tendrán esos hijos de herencia con tanta responsabilidad ¿Una casa? Sí, posiblemente, en un lugar inerte.

Así que decido ponerme los patines y tirarme por la rampa, aunque me empotre con un muro de hormigón. Que no será de extrañar, visto lo visto.

jueves, 17 de noviembre de 2016

LO SABÍA: TENIA QUE SER UN HOMBRE

Yo me lo suponía. Esta arma arrojadiza contra la mujer tenía que venir de la cabeza de un hombre. Mira que sois retorcidos, a veces. Vale, estamos de acuerdo en que los zapatos de tacón se usaban desde hace años para montar en los caballos, pero fue el Barón de Styletto quien dio nombre a los de aguja. Ya se quedó ancho el tío, ya.

Y ¿Cómo no se desliza el pie hacia abajo?


Sé que hay muchas mujeres que andan divinamente con esos tacones. No tengo ni la menor idea de cómo lo han podido lograr y, además, dicen que van más cómodas. Yo no lo discuto. Pero, como mala mujer, para mí este tipo de zapatos son una tortura que debiera ser denunciada: cada vez más altos y más estrechos; o rizando el rizo, altos, estrechos y con plataforma.

Es cierto que estilizan las piernas y que te hacen parecer más alta. Pero sólo lo pareces.

Y contra más altos y, para mí, complicados, más les gustan a algunos hombres, que lo tienen como un fetiche. ¿Se han fijado que en las películas porno las mujeres siempre acaban en la cama, pero con los zapatos de tacón puestos? Con lo bien que se va descalza o en calcetines. ¡Vale! En la cama, los calcetines no son muy eróticos que se diga. Ahí nos los quitamos, junto con todo lo demás deportivas o las botas, en mi caso, como las niñas pequeñas, el pie bien sujeto

martes, 15 de noviembre de 2016

LA MADRE QUE LA PARIÓ

Las malas mujeres tenemos que tener mucho cuidado si, además, somos madres; porque los niños son pequeños pero muy avispados  y cuando argumentas con ellos el tiro te puede saltar en un zasca en toda la boca. No es la primera vez que mi hija me deja, argumentalmente, en bragas. Porque, por ejemplo, cuando se le rompe un juguete siempre le digo que no pasa nada, que todo no puede durar siempre; para que no se entristezca. Sin embargo, llega el momento en el que acabas de comprarle algo y, como la torpeza parece ser genética,  no dura ni una hora. Entonces te  molestas un poco y le dices algo enfadada “pero cómo lo has roto ya” La respuesta es tranquila y convincente “mamá, como dices, las cosas no duran siempre”. De esas hay muchas.

Cuidado con ella, parece un ángel.

Pero lo último ya me dejó a cuadros. Su profesora me dijo que iba muy bien, pero que le costaba participar, aunque cuando participaba lo hacía con seguridad. Yo le pregunté si tenía vergüenza o había algún otro tipo de problema, sacando mi vena de madre comprensiva y atenta. Y llegó el zasca más grande que me han dado: “mamá es que yo pienso antes de hablar”.

domingo, 13 de noviembre de 2016

¿QUIÉN NOS HA HECHO CONSUMISTAS?

Ayer me paseé por el mercadillo de mi ciudad. Supongo que todo el mundo se habrá dado cuenta que casi todos los puestos están dirigidos a las mujeres; alguno hay de hombres, pocos, muy pocos, y alguno muy especializado. En general, el reclamo va dirigido a nosotras, que nos han convertido en compradoras de ropa y más ropa. Quizás los hombres compran otras cosas.

Reconozco que casi caigo en la tentación, por ese barato, barato: ¡cómo no vas a comprar y aprovechar la ganga! Pero me dije ¿para qué? Si tengo lo que necesito.
Algún hombre también se ve

Las mujeres deberíamos reflexionar, de vez en cuando, sobre nuestros propios defectos. Sí, porque son defectos con consecuencias más allá de las que, a veces, nos paramos a pensar: consecuencias, por ejemplo, ecológicas. Algunos dirán que la economía se mantiene con el consumo, pero ese consumo llevó también a la desaparición de muchas empresas españolas con la llegada de mercados donde la ropa era más barata y tenías más cosas, por menos precio. Y sigo diciendo ¿para qué?

No sólo hay que reflexionar de forma económica, también psicológica: ¿por qué compramos? ¿Nos sentimos mejor? ¿Nos sentimos más mujeres por tener mas trapos con los que adornar el cuerpo? ¿No es éste suficientemente bello? ¿O estamos adornando nuestro ser?

¿Por qué? Total, que no compré nada y me fui a tomar una caña con el dinero que me ahorré en un par de calcetines y unas bragas. Mucho mejor ¡Dónde va a parar! Me gané una distendida conversación.

sábado, 12 de noviembre de 2016

SIEMPRE BIEN DESPEINADA

No a todas las mujeres nos gusta ir de compras, ni pasar por la peluquería. Esa cita casi semanal con las peluqueras, empieza a ser cosa del pasado. Ya lo siento por ellas. Quizás sea porque las mujeres empezamos a estar más satisfechas y no necesitamos ese tipo de sustitutivos.

De todas formas, hay algo en el peinado que me espanta. Será cosa del carácter y de que tampoco puedo hacer otra cosa. No me repartieron ni oído, ni manos expertas en hacer manualidades. Y por eso mismo voy muy poco a la peluquería, tienen la costumbre de cortarte el pelo muy igualadito, muy arregladito y además dejarte peinada. ¿Y ahora qué hago yo? Me pregunto acongojada, porque una no es peluquera y no sabe hacer lo que le acaban de hacer. Y mira que les digo: a mi me lo cortas para no peinarme. Pues nada, al final se empeñan en peinarme.

Así que he acabado cortándome, sobre todo cuando me cabreo, un mechón aquí, otro por allá, todos desiguales, poco uniformes, un verdadero horror para cualquier profesional de peluquería; pero para mí una delicia. No tengo que darle al cepillo, ni al secador. Lo que me ahorro en luz y peluquerías.
Mirarse al espejo por la mañana, recién levantada, y encontrarse de cara con una imagen satisfecha de sí misma, capilarmente hablando, es de agradecer. Es verdad que los demás me verán despeinada, pero yo me veo estupendamente despeinada. Cuestión de miradas y perspectiva. Que ir adecuadamente despeinada también tiene su arte.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

CANAS ¿POR QUE NO?

Nunca entenderé por qué los hombres con canas resultan más interesantes y las mujeres siempre resultan mayores, viejas, descuidadas, para acabar con el ¡anda tíñete! Ha llegado un momento en el que veo a mujeres que conozco de toda la vida y ya ni me acuerdo de su color de pelo. ¡Cuidado! Que no critico que cada cual haga lo que más le apetezca. Pero lo que no entiendo es la mirada diferente entre hombres y mujeres.


Y ahora dices que no.
Porque una cosa es que te apetezca hacer lo que quieras con tu pelo, ponértelo verde, azul, morado o amarillo y otra muy distinta estar pendiente de esa raíz, esa maldita huella, esa pista que te arrastra al tinte casi obligada porqu
e hace desvanecerse algo en ti ¡Qué, la juventud! ¿Quién ha dicho que sea nuestro mejor momento?

Pues no, si nos salen canas es que somos mayores, nos van cayendo años. Y ¿qué? Sólo hay que llevarlas bien, saber que no condicionan. Lo que condiciona es la salud, no los años. Lo que condiciona es la cabeza, nuestro pensamiento que, con los años, debe adquirir la libertad que da la experiencia.

De cualquier forma, a mi me parecen interesantes los hombres con canas, los rapados musculosos, los de pelo largo con pintas de macarra… ¡Vamos, que me parecen todos interesantes! Siempre y cuando su cuerpo invite a un buen polvo ¡Qué narices! Las cosas como son. Luego algunos dejan de ser interesantes, en cuanto abren la boca, con canas o sin ellas. Lo mismo nos pasa a nosotras. Pero que te quiten lo bailao, a unos y a otras.

martes, 8 de noviembre de 2016

ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA

Ya sé que son un éxito esos programas de cocina, master cheff y similares. Pero para cuándo un programa para aquéllos que tenemos en la cocina un arma de destrucción masiva. No sé cómo he llegado a este punto, pero hoy en día, sea la despreocupación que me inunda o quién sabe qué, lo cierto es que en mi cocina puede pasar de todo: quemé casi el horno con un intento de pudding muy sencillo que de tanto mirar, subir y bajar temperatura (no se me ocurrió mirar en Google) acabó carbonizado. He quemado no sólo comida, sino alguna cacerola, por distraerme cazando una mosca o escribiendo cualquier cosa. Salirme de mis platos organizados, esos que siempre son los mismos cada semana y que se repiten sin remedio en base a una lógica inexistente, es toda una aventura porque de un arroz puede salir una papilla. Por eso mis hijos preguntan cada día mil veces, qué hay de comer o cenar, por si suena la gaita y hay algo diferente. Han llegado a entrar por la puerta preguntando qué se ha quemado hoy. Y no quemo tanto, sólo que no me sale lo que tenía en la cabeza o mejor dicho en el gusto.

Así me van a sacar un día de la cocina
Lo sé. No tengo ningún interés por la cocina, por elaborarla. Eso sí, si voy a un restaurante rebaño hasta el plato. Ayer intenté hacer una especie de paella. Llegué a una conclusión: voy a tener que llamar a las Fuerzas Armadas cada vez que se me ocurra meterme en la cocina, salvo para cocer y vuelta y vuelta. O mejor a los bomberos, (no sé por qué tienen tanta fama, a mi me da igual el uniforme que sea; quizás por los calendarios).

Las aventuras, siempre y mejor, fuera de casa.

lunes, 7 de noviembre de 2016

PIO BAROJA, YA ENTENDIÓ ALGO DE LA MUJER

Hoy voy a dedicar mi entrada a Pío Baroja en uno de sus relatos “Los caprichos de la Suerte” en el que habla de dos mujeres y en sus palabras se observa su adelanto en las apreciaciones de la mujer. Y eso que, alguna vez, lo han tachado de misógino, pero no estoy de acuerdo. Y en estos párrafos se observa que no es así. Sólo las retrata y las respeta. Algo que no se entiende todavía hoy, por parte de algunos.

Elorrio quería llevar a Gloria “por el camino normal y corriente. Ella sentía como una cólera interior por haber fracasado en su matrimonio y ya no quería someterse a ninguna norma social aceptada (…) Tener un pequeño prestigio social, conocer gente, rehacer su vida, no quería pensar en ello. Tenía un fondo de aventurera”

“A Julia le pasaba igual. Esta se mostraba decepcionada por el matrimonio, pero si se hubiera observado bien a sí misma, hubiese visto que su situación y su ruptura matrimonial le gustaban, porque le dejaban un campo abierto para sus fantasías y libertad para hacer lo que le diera la gana”

“Las dos mujeres amigas eran capaces de trabajar en lo que fuera, pero después querían coquetear y divertirse con unos y con otros. La vida seria a ninguna de las dos la entusiasmaba. Habían perdido la ética de su categoría en su grupo social”.

¡Bravo! Esto lo escribió entre los años 1950 y 51 y algunos todavía ni se han enterado.

sábado, 5 de noviembre de 2016

¡AY! QUE SE EQUIVOCA LA OTRA

Que se equivoca dice mi vecina de blog. Lo que le podría yo decir. La de veces que me equivoco, como mala mujer, con la comida, (con las morcillas, sobre todo), con las puertas y tantas cosas. Equivocarnos nos equivocamos todos. Lo malo es que unos jamás los admiten y otros se pasan la vida admitiéndolo, aunque sea incierto. A las mujeres, a las malas les pasa mucho, les ha pasado siempre eso: han estado toda la historia siendo culpables desde Eva y Elena de Troya, hasta Amarna Miller, porque todas ellas tenían deseos y emociones.

Pero a lo que iba, que me pierdo. ¿Por qué alguien al que le gusta una buena conversación, un debate tiene que ser aburrido hasta las trancas? ¿Por qué debates y conferencias parecen hechos para gente seria y sosegada, que después de escucharla se va a casa a seguir reflexionando y leyenco? Pues no. Los griegos bien que lo sabían, mezclando la justa medida de pensamiento con un toque dionisíaco.
Así que, no tengamos prejuicios con todo; que a un buen debate puede suceder una conversación intensa en la barra de un bar con unos pinchos y diferentes puntos de vista. Pero, eso sí, las divergencias deben subsanarse poco a poco, birra va birra viene, mientras solicitas un buen pincho al dispuesto camarero o camarera, hasta llegar al Asturias Patria querida y ahí, fijo, todos tan amigos y los puntos de vista divergentes se van quedando adormecidos.
Así que vecina de blog y de cuerpo, pues somos las mismas, a veces, no está mal equivocarse.

jueves, 3 de noviembre de 2016

HASTA EL MOÑO DE LA DISCRECIÓN

Los hombres pueden aliviar sus penas en los bares, ya que se supone que no lloran. Hasta hay una gran canción que dice “quiero beber hasta perder el control”. Por pena, claro. Y, las mujeres ¿qué? A llorarlas en casa, mirando a la luna, rememorando, proyectando en las estrellas nuestros desvelos, o hablando con las amigas por teléfono, moqueando. ¿Tenemos que tener siempre control, ser comedidas, prudentes, discretas, cuidadosas? No vaya a ser que nos pase algo, que se nos vea demasiado, que vayamos solas por el mundo por caminos inadecuados; porque esa es otra; pero no es el momento.

Amores de barra, decía otra canción.
Pues a mi eso no me cuadra. Como mala mujer, estoy hasta las narices de tener que ser cuidadosa y discreta en mi actitud ¿Acaso nosotras no podemos estar tristes y decidir acercarnos a un bar a llorar las penas? Ya sé, no se me amontonen; ya sé que eso no arregla nada, que el alcohol te deprime más, que es malo para la salud, para las neuronas. Que eso ya lo sé; pero ¡oigan!, quién sabe, a lo mejor en esa barra encuentras a alguien que te alivie las penas por una noche. Y no están las cosas como para perder oportunidades. Lo mismo debéis pensar los hombres. ¿No?

martes, 1 de noviembre de 2016

¡QUÉ ME ESTÁ PASANDO!

Nooo. No puede ser, pero sí. Lo llevo detectando desde hace días. Al principio, no le había dado importancia, pero empieza a ser dramático, trágico, incoherente, patético, aunque también despreocupado y desordenado. Da igual, lo cierto es que lo hago, lo estoy haciendo, sin darme cuenta, y me da exactamente igual porque el resultado es el mismo. Sí, he empezado a presionar el tubo de dentífrico por la parte central, no desde el final, sino en el centro del mismo, provocando que el tubo tenga esa forma tan sinuosa, tan provocadora, tan curvada ¡Uy! ¿Será eso? A ver ¿Por qué lo hacéis vosotros?

Al final se agotará y habrá que empezar otro.
El Google no lo aclara, pero hay hasta pruebas de personalidad sobre el tubo de dentífrico. No sé cómo podemos dejar tantas pruebas de cómo son en tantas cosas. Hay una respuesta que dice que tarde o temprano se va a apretar la pasta desde atrás, como se debió de hacer en un principio, recordando que el orden es la primera ley del cielo.  Bueno, pues ya hay algo que me encaja a la hora de interpretar por qué he empezado a no respetar el orden.

Quizás no haya ninguna razón para hacerlo, sencillamente hay que agarrar las cosas como vienen. Quizás, en este caso, nosotras estemos equivocadas y no hay que ponerse tan estrictas con el puñetero tubo y pillarlo como sea.
Al final, te lavas los dientes, que es lo que cuenta.

lunes, 31 de octubre de 2016

¡QUE ME HAN REÑIDO COMO A UNA NIÑA!

¡Ay, qué regañina me cayó por parte de dos señoras mayores! El caso es que el sábado por la tarde nos fuimos mi hija y su amiga Carola a patinar por las calles y lo que más nos gusta a las tres es tirarnos por las rampas. Mi hija se tira por algunas que ni me atrevo. Será valiente, la condenada. Y yo, claro, acabo siendo una mala mujer y madre. Estábamos en una rampa que comunica dos calles a distinto nivel y había una curva, que yo no lograba realizar sin darme la vuelta. No se veía el final de la rampa, así que mi hija era la encargada de mirar si venía alguien. Total, yo y Carola arriba, la niña que se lanza con los patines, mi hija que dice cuidado. Al parecer venían dos señoras mayores subiendo. La niña que al dar la curva se tropieza con ellas. Yo que las veo aparecer, que llegan arriba. Yo que pido disculpas, perdón, lo siento, se han hecho daño, y reitero cada vez más disculpas con una cara de circunstancias o de niña pequeña. Las señoras muy disgustadas que me dicen que ni perdón, ni nada. La bronca que me cayó encima y yo ya sin saber qué decir. Lo último que me sugirieron era que me comportaba como una irresponsable, una mala madre que deja a las chiquillas patinar de ese modo, que pueden hacerse daño. Y yo que sigo con las disculpas, que les señalo que son muy buenas patinando, que yo me caigo más que ellas. ¡Vamos! Que se van despotricando contra mí y la calle repleta a esas horas de la tarde.

La rampa de la izquierda. No se ve el comienzo
Pero ¡qué puñetas! ¿Qué quieren que hagan los niños? Que se queden sentados en una silla mirando el hermoso vuelo de unas aves inexistentes, surcando un cielo ennegrecido para ir a darse de bruces con las torres de alta tensión y acaben su vuelo electrocutándose. No sé. No lo volveré a hacer. Seré yo la que vigile, aunque me quede sin tirarme por la rampa. Bueno, alguna vez sí, o dos, cuando no haya nadie. Mis disculpas, intentaré ser mejor madre; si es que descubro en qué consiste eso.

La vida que se da de bruces con la vida.

sábado, 29 de octubre de 2016

NI CON VALIUM ME PARAN

Las malas mujeres no podemos estar quietas, máxime si somos madres. Ni con valium, ni con dolor, ni con sueño; algo nos puede. El reposo lo dejamos para después de un buen polvo o más, si se tercia que no está la cosa para limitaciones; o después de una noche loca. Así que por mucha contractura o lo que sea, el viernes es día de patines, instituido no sé sabe cómo por las amigas de mi hija, pero así es. Por tanto, había que calzárselos y ahí que me fui.

Algunos dirán que hay que hacer caso a los médicos, pero algunos somos caso aparte. Por ejemplo, yo, cada vez que he ido al médico no han sabido qué me pasaba, lo achacaban a mi ser. Un día descubrieron que tengo una alteración genética, aunque dicen que no tiene consecuencias. Eso es que no me conocen lo suficiente. Debido a ello, y con todos mis respetos a su profesión, paso de ir, y acabo haciendo lo que me da la gana, porque, a fin de cuentas, lo voy a pagar yo.

Además un poco de diversión no hace daño a nadie y mejora sustancialmente el estado mental. Para qué vamos a estar mirando cómo disfrutan los niños, cuando podemos hacerlo con ellos.

martes, 25 de octubre de 2016

YA ME PUEDEN VENIR POR DETRÁS

He triunfado al miedo. Son contradicciones de la vida. Hay miedos que, al final, te hacen ser valiente. A falta de masajes, me han puesto dos banderillas, una ayer y otra hoy. Para cualquiera esto es un hecho insustancial, pero para mí ha sido una gran victoria frente a la fobia y al miedo infantil. La vida te quita de un lado y te multiplica por otro. El caso es que yo tenía un miedo atroz a las inyecciones en el trasero. De cara pueden venirme, que les veo llegar, de hecho soy donante. Pero por atrás, como que no. Un miedo procedente de mi infancia cuando Don Juan, un practicante con cara de Franco, llegaba con sus agujas metidas en una caja de alcohol y sin miramiento alguno te las, literalmente, clavaba. A ella se unía una sala de espera con unos grabados espeluznantes de operaciones pasadas. Yo me ponía tensa como una piedra, me tenían que sujetar entre cinco o seis personas, a pesar de ser una pequeñaja. Me llamaba cobarde, mimada y no sé cuántas cosas más. Buff, cómo se molestaba mi madre.

Luego esta cobarde, pues lo he seguido siendo ante las inyecciones, se hizo valiente en otros aspectos, tanto es así que jamás me planteé la epidural, en ninguno de mis partos. Me decían que la suplicaría. No fue así. Después de Don Juan, todo era una nimiedad.

Desde pequeña no habían logrado ponerme una aguja por detrás, aguantando cualquier dolor. Ayer y hoy lo he hecho; aunque sigo con dolor, y necesitada de un masajito, he vencido al miedo. Nunca es tarde para convertirse en una valiente. Pero sin pasarse.

lunes, 24 de octubre de 2016

NECESITO UN MASAJITO, PERO DE VERDAD

¡Ay! Necesito un masajito, unos mimitos en la espalda, es lo que tiene ser mala mujer y trabajar en un mundo de hombres. donde los hombres tiran todo al agua y luego les toca a las mujeres sacarlo.

Ayer llegué a casa dolorida después de trabajar y tras haberme puesto chula con una enorme rama de un árbol en el agua; no tenía a nadie que me diera un buen masaje en mi preciada espalda. Bueno estaban mis hijos. Estuve dudando un momento, mejor dicho, un buen rato, porque en alguna otra ocasión lo había necesitado y había echado mano de ellos. Recordaba cómo había terminado, mal, muy mal: habían empezado por unos toquecitos en la espalda, luego habían continuado con cosquillas, con los consiguientes revolcones en la cama, pasando luego a puñetacitos varios, sentadas encima de mi espalda y acabar de caballito con una niña de seis años encima de mi lomo divirtiéndose de lo lindo en la espalda de mamá.

Uno así, de esos, necesito yo
Pero, a pesar de esos pensamientos, lo volví a intentar; la mujer también tropieza dos veces en la misma piedra. Pues bien, hoy estoy mucho peor, después de recibir una ración similar, aunque en esta ocasión mi hija fue más misericordiosa: no acabé haciendo de caballito, sino haciéndole caricias a ella y masajitos suaves en su espalda.

Angelitos….Sí, seguro.

domingo, 23 de octubre de 2016

COSAS DE SILLAS

Los domingos son muy raros y te toca reflexionar sobre cosas como estas. Se han dado cuenta que hay siempre una silla en casa que sirve para poner las cosas. Bueno, en alguna casa todas sirven para eso, como en la mía ¡Qué tendrán las sillas para que acaben siempre con cosas encima! Además tienen variados usos, sirven de escaleras, perchas, estanterías para libros;  sirven para bailar, para jugar a juegos infantiles y  de adultos.

Pero yo tengo una silla muy especial. Lleva dos años rota esperando que la baje a la recogida selectiva; y no hay forma, siempre hay algo encima que me estorba y que no sé dónde poner. Tendría que vaciar la silla primero, y eso requiere de un estudio pormenorizado de dónde ubicar las cosas que hay encima. Pues por algo están ahí.

Mi silla. No sirve para sentarse porque está rota
La silla es incombustible, siempre encuentra la forma de mantenerse ahí. De hecho, debe ser algo genético, o de fábrica, porque creo que pronto se va a unir una nueva compañera que anda pidiendo a gritos la jubilación, pero que, a tenor de la crisis, aguanta por narices y porque también tiene cosas encima que, de no estar ahí, no sabría dónde colocar. Vamos que hasta ha llegado la crisis a las pobres sillas; que qué culpa tendrán ellas.

A este paso creo que la silla va a tener que bajarse solita, si quiere descansar, porque no dejo de sacarle partido. Menos mal que al final, hasta las sillas te echan una mano. ¿No tienen alguna de esas?

viernes, 21 de octubre de 2016

MUJERES Y NADA MAS

Hace tiempo que quería dedicar un espacio a esas mujeres que deciden no tener hijos por elección; no porque los hijos puedan entorpecer su carrera profesional, ni por motivos de otra índole, sino porque deciden que no quieren y ya está, porque no les va tener niños. Debo decir que chapó por ellas, tienen las narices de decir al mundo que pueden realizarse, que pueden vivir sin hijos, que no es lo más importante en esta vida, que hay otras percepciones.

Me encanta porque rompen moldes; rompen con una concepción de la mujer como madre. Mucha gente no las entiende, y tienen que oír aquello de los hijos son los mejor de este mundo, sin los hijos no hay objetivo en esta vida, cuando seas mayor te vas a arrepentir y se te habrá pasado el arroz.

Y mientras, las que tenemos hijos andamos como locas estresadas, intentando compaginar trabajo y familia, pensando cómo vamos a pagar los estudios, cómo puñetas educarlos, que si salen, que si vienen tarde, que qué les hago de comer. Normal que ellas nos vean como bichos raros a nosotras y más las que andamos con la cabeza un poco desordenada porque se preguntarán: qué interés hay en prolongar genéticamente dicha especie de desorden.
Y, además, está otra cuestión. Aquellas que tienen una familia siempre llegan agotadas a casa y el plan de la noche se queda en dormir; mientras, las otras no tienen plan en la cama, pero no están agotadas y pueden intentar algo saliendo por ahí, aunque la cosa debe andar complicada, según me cuentan, las sin hijos.
Si es que habría que organizar esto de otro modo.

miércoles, 19 de octubre de 2016

MI ADMIRADO REVERTE. SÍ

Como sale su nuevo libro, se me ha ocurrido hablar de él. Hay algunas mujeres que se sienten molestas con Arturo Pérez Reverte. Yo no soy de ésas. Tengo incluso un apartado en mi librería sólo para él. Me gusta su descaro al escribir y porque se atreve a decir lo que muchos no quieren oír. El puede. Es verdad que, a veces, expresa ciertas predilecciones en cuanto a la mujer, que pueden ser mal entendidas; si me limito a entenderlas al pie de la letra, evidentemente, no son la mías, porque  no cumplo con
ninguna de ellas. Como describió en un artículo, echaba de menos aquéllas diosas del celuloide, con tacones imposibles, perfectas y armoniosas. Evidentemente, Reverte jamás las vio al levantarse de la cama. Tampoco se refería a ello. He de admitir que a mí también me gustan: están divinas tan glamorosas, pero, cálzate Reverte esos zapatos durante todo el día y no sé si acabas divina.
La apariencia es una cosa y la realidad es otra. A mi no me gustan las apariencias; he aprendido, y me ha costado, que soy tal cual y así lo muestro. Puede no gustar, lo admito; pero mientras no haga daño a nadie.... Y a mí sí me gusta que me abran puertas, fundamentalmente porque, de no ser así, me doy con ellas; del mismo modo que yo las abro a otros, con mejor suerte para ellos. Tampoco me importa que no le gusten las mujeres como yo. Hasta lo entiendo. Somos odiosas; por nuestro descaro. Y eso, qué puñetas, no es malo.

martes, 18 de octubre de 2016

LAS RISAS QUE ME HAGO YO SOLA

Hay días de esos en lo que te ríes tú misma contigo misma al verte reaccionar hacia ciertas cosas. La culpa la tiene otra vez Internet y Google. Sí. Ayer la armé gorda. Al venir de trabajar y con la cenita preparada, me dio por tomarme una copita de vino, en copa, por supuesto. Y como no podía ser de otro modo, acabé con una mancha en la camiseta. Y, ¿qué pasó?
Que de repente me invadió internet la cabeza; o lo que es lo mismo empecé a echar en la mancha todo lo que tenía por la despensa: vinagre, arroz, harina, leche, para luego pasar al baño y localizar el alcohol y el talco, volví a la cocina y rescaté el lavavajillas y ya, al final, con un montón de productos rodeando la camiseta, con una mancha que ya no era una, sino tres mil, me eché a reír viendo el espectáculo montado.
Ya no sabía qué más podía poner encima. No se me ocurrió.
 
La culpa la tienen esos que no hacen más que dar consejos sobre cómo quitar manchas, luego te lías y ya no sabes si lo que vale es la leche para el vino, el talco para el bolígrafo, el titanlux para la pintura o es mejor la tijera para cortar de raíz el problema.
Cachis, la solución era muy sencilla. Tenía que haber bebido cerveza, que no mancha.

lunes, 17 de octubre de 2016

PELEA DE SEXOS

Pues sí muchachotes. Habéis ido siempre de sobraos y nada de nada. Tuvisteis que inventar el GPS para ubicaos y llegar a algún sitio, porque no íbamos a estar siempre nosotras mirando el mapa. ¿Y qué habéis hecho con ese GPS del coche que lleváis y del que no os podéis desprender? Ponerle voz de mujer. SI. No sé si habrá de hombre, pero según Google, que ya saben que haces una pregunta absurda y encuentras multitud de respuestas, es mayoritaria la voz de mujer porque, según apuntan, os da más confianza.

¡Seréis puñeteros!

Ahora sí, ahora confiáis en una voz de mujer, pero enlatada, que no proteste, que no conteste; pero si está la mujer de cuerpo presente no le hacéis ni puñetero caso cuando os dice por dónde hay que ir. Que nos podemos equivocar…Por supuesto, fijaos si nos equivocamos que llegamos a juntarnos con vosotros. Será que tenéis algo que nosotras no tenemos y que, además, nos gusta. No, si al final, vamos a ser ambos masocas, nos va la pelea de sexos.

domingo, 16 de octubre de 2016

TIRARSE POR DONDE HAGA FALTA

Como niños estuvimos ayer los padres intercambiando cromos de star Wars ¡Qué locura para lograr las 100 cartas! Que si tienes la 22, que yo tengo el 71, te doy dos y me das la que me falta. Es de agradecer volver, de nuevo, a ilusionarte logrando encontrar ese cromo que te falta, ese cromo perdido y no claudicar, aunque el tiempo fuera pasando. Y luego, la victoria: el cromo. De repente la meta, el fin, el objetivo. Ya habías terminado y podías marcharte de allí, con la satisfacción del logro. Mientras, los demás se quedaban allí, mirándote abandonar el juego porque habías terminado.

No hacen falta parques, sólo imaginación. Con una amiga de mi hija
¡Ay, con qué poco podemos sentirnos satisfechos! Creemos que los razonamientos, la sensatez, la madurez, nos pueden ortogar más que la intuición, la pasión, la improvisación y no es así. Disfrutamos con pequeñas cosas y lo sabemos. Nos vamos a un parque de atracciones a montarnos en grandes montañas rusas, sin percatarnos que la vida misma es un gran parque por el que tirarnos, a veces, sin pensar. Porque el pensamiento y la razón no lo es todo en este mundo, porque en muchas ocasiones, no hacemos lo que nos apetece porque empezamos a razonar, a buscar las consecuencias y a terminar concluyendo que lo mejor es lo que se debe hacer. Olvidamos en esa ecuación incluir los deseos, porque los desterramos como un cero a la izquierda. Y así dejamos una parte de nosotros en el camino de las decisiones.
Yo, por lo pronto, me tiro por la montaña.

viernes, 14 de octubre de 2016

POR FIN UN TÍO BUENO

Que sí, que es cierto, que hoy había un tío bueno en una obra de carretera de esas en las que te paran con un stop para regular el paso y en las que te aburres una barbaridad. No es una leyenda, es cierto. Y se agradece ¡Qué puñetas! Ya era hora que, al menos, ya que te paran durante un ratito, tengas una buena perspectiva. El ser la primera ante el stop y el tiempo que ha transcurrido, me ha permitido apreciar sus formas: alto, bien proporcionado, moreno de pelo con un corte desordenado, no largo, pero sin una forma definida; mirada profunda, a la par que descarada; ojos tirando a almendrados, pero sin llegar a serlo, oscuros. ¡Na! que estaba para hacerle un favor y no tenérselo en cuenta. He estado a punto de decirle un piropo y de bajarme a hacerle una foto. Pero me he reprimido, y eso que me daba tiempo.


Ni comparación, si le llego a hacer la foto....
No es la primera vez que lanzo piropos; lo hice hace poco, desde el coche a una amiga que pasaba por un paso de peatones. Si es que no tengo remedio. La verdad es que empiezo a pensar que se me está agudizando el macarrismo.

jueves, 13 de octubre de 2016

ABRIR Y CERRAR PUERTAS

El que haya leído algún capítulo anterior (Jano se ceba conmigo) sabrá que lo mío con las puertas es algo patológico. No nos llevamos nada bien y ambas lo sabemos: las puertas y yo. Queda por dilucidar quién ganará la batalla. Mi guerra con ellas se extiende no sólo a las que sirven para entrar y salir de algún sitio, sino a las puertas de los armarios, por ejemplo los de la cocina, que siempre dejo abiertos, incluido el microondas. Hasta he pensado que ahí está la explicación de mi desorden mental, la gran cantidad de porrazos que me doy con ellos, con las puertas que dejo abiertas.

Muy habitual en  mí esta imagen.
Pero lo curioso de todo ello es cómo se evoluciona; mientras yo me dejo las puertas abiertas, dándome porrazos continuamente, mi hija va cerrándolas, como si hubiese aprendido por observación. Y así es como cuando dejo alguna puerta abierta para airear una habitación, mi hija va detrás cerrándola. Y al preguntarle por qué la cierra, ella  me dice, sencillamente, porque estaba abierta. Ya verás, al final tendré que aprender de ella y cerrar algunas puertas. Quizás también ella tenga que aprender a dejar algunas abiertas. No sé, a lo mejor todo esto es cuestión de saber qué puertas dejas abiertas y cuáles debes cerrar.

lunes, 10 de octubre de 2016

EL CIGARRITO DE DESPUES

Ayer domingo, como algún que otro día, me cogí la bici para ir a un parque donde hay anillas. Me encanta darme volteretas, creo que ya lo he dicho. Y como soy Navarra y cercana a Aragón, pues me muevo, a veces, por el ¡ahí va!, pero con acento maño. Pues con el ¡ahí va!, después de las anillas, volvía a casa y me dije: ¡ahí va! voy a darme una vuelta más. Llegué a un Paseo (el del Prado) y me dije ¡ahí va!, no lo he hecho nunca, vamos a ver qué hay. Llegué hasta el final y ¡ahí va!, un camino hacia el Bocal, sólo 7 kilómetros ¡Ahí va!, eso no es nada, de paso a lo mejor están mis compis de trabajo y me sacan una cerveza.
La bici no es buena, sólo era de paseo. Y qué paseo!

Y yo, que había salido de casa con un simple botellín de agua, sin móvil y con unas mallas normales, sin protección, sin repuestos, me meto en el camino a pedalear. Ya en el camino, muy contenta porque no me cansaba en absoluto, además todo el tiempo siguiendo el río Ebro, llego a una señal. ¡Ahí va! si solo he hecho 2,5 kilómetros. Bueno, adelante que te espera la cerveza. Y allí que sigo. Que llego y, ¡ahí va! el camino se corta cuando por fin se vislumbra el Bocal y no hay  forma de acceder a las casas. ¡Ahí ya! Ya cambio la expresión por otra. Cachis la mal y pienso, y a hora que se me pinche.
Vuelta para casa. Y con mi culito que empezaba a estar que no veas con las piedrecitas, los baches y demás, así lo tengo hoy;  para más INRI con el viento en contra. Pues no sé cómo, pero el recorrido de vuelta se me hizo más corto. No sé si por las ganas que le metía a la bicicleta, pensando en la cervecita, a pesar del dolor de culo, o por qué. Y cuando llegué me supo a gloria esa cervecita en el bar de abajo; y el cigarrito de después ni te cuento. Va a ser que a falta de pan del bueno, el cigarrito de después me lo voy a tener que fumar tras darle duro a la bicicleta. Ya es lástima, ya.